Un pueblo que está ubicado en la ladera oriental de las sierras de Guasayán, departamento Choya, a unos 92 Kilómetros de la capital de Santiago del Estero. Es ideal para aquellos que quieren descansar un poco de lo que es el día a día, de la rutina y también pasarla en familia.
Las sierras en esta zona del oeste de la provincia tienen una extensión de 75 kilómetros, y los especialistas indican que su historia geológica es muy antigua. Tal es así que sostienen que los recursos culturales están conformados por yacimientos arqueológicos que demuestran que las tierras estuvieron pobladas desde tiempo prehispánicos, seguramente sustentadas en las vertientes de agua que se encuentran en las laderas de los cerros.
Villa La Punta está siendo considerado por los turistas santiagueños, pero también de provincias vecinas como Salta, Tucumán, La Rioja, Santa Fe, Córdoba y Catamarca, como un punto importante para el atractivo turístico.
Los turistas que llegan destacan la naturaleza del lugar, ya que el pueblo ha sido favorecido por su entorno natural, cuyas sierras y vegetación marcan un paisaje sumamente particular y agradable.
Es un lugar donde todos los vecinos y las organizaciones se conocen y trabajan mancomunadamente para ofrecer el mejor servicio al turista.
La Quebrada de La Chilca es un lugar conocido como "la piedra que llora" a raíz de una vertiente que brota bajo una piedra de considerables dimensiones.
Actividades como el senderismo y el mountain bike son unas de las principales para llevar a cabo en las sierras, y un paseo interesante para realizar, hasta incluso en familia, es el ascender el sendero que lleva al Cerro de La Cruz, el cual tiene las paradas de un Vía Crucis, sitio donde en Semana Santa los pobladores ascienden con antorchas el cerro rememorando los pasos de Jesús hasta el Calvario.
Villa La Punta cuenta con una hostería muy pintoresca revestida de piedras, ubicada al pie del cerro, con capacidad para unas 40 personas aproximadamente, con servicios básicos y una pileta para refrescarse.
Villa La Punta, aunque parezca raro, después de la pandemia se volvió una referencia turística para distintos deportes, tal es así que durante el año 2023 se desarrollaron tres maratones trail, dos carreras de Mountain bike tradiciones, la vuelta del rally provincial luego de 25 años, y todos los fines de semana se ven deportistas realizando caminatas y trekking.
Los turistas además de poder realizar diferentes paseos por la Villa y los cerros, con senderismo, mountain bike y trekking, en la hostería también se ofrecen bicicletas para paseos y, con reservas anteriormente realizadas, cabalgatas.
Hay un ambiente sumamente familiar y agradable, y está siendo reconocida por su valor natural y humano como un lugar para disfrutar del descanso y la tranquilidad acompañados de la familia, los amigos o en pareja.
El pueblito está construido alrededor de la plaza 27 de Abril, con casas bajas y también se observan algunas construcciones antiguas, además de la parroquia del lugar, levantada en homenaje a la Virgen del Carmen, patrona de la Villa, construida en piedra en 1860, pero luego reemplazada por un nuevo templo en el año 1944.
En la plaza se encuentra una escultura de Diego de Rojas, conquistador español, quien en 1543 realizó una expedición que termina de modo trágico al ser herido con una flecha envenenada por indios en Maquijata, a unos 10 Kilómetros al norte de la Villa.
Alem Lescano, en su libro de historia de Santiago del Estero, hace referencia a este hecho, en donde escribió: "A más del calor y la sed tuvieron que vérselas con los indios decididos a la guerra y uno de esos encuentros fue fatal para don Diego que resultó herido por un flechazo en la pierna y en pocos días murió víctima de horribles dolores a causa de un misterioso veneno usado por los indios en Maquijata".
La figura de Diego de Rojas se enmarca dentro del proceso fundacional de Santiago del Estero y, en ese sentido, no podemos hablar de un solo fundador. Por eso hay un consenso sobre un proceso fundacional, con la figura de Diego de Rojas, Juan Núñez del Prado y Francisco de Aguirre.
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