Cambiar el color de las paredes para darle un aire nuevo a la decoración de tu casa o simplemente pintarlas para renovar, sea cual sea el motivo por el que has decidido empuñar el rodillo y llevar a cabo tú mismo esta tarea, es importante conocer cuáles son las herramientas que vas a necesitar. Elegirlas adecuadamente es lo primero que debes hacer para conseguir unas paredes perfectas.
Una tarea al alcance de todos
No hace falta ser un experto en bricolaje para pintar las paredes de una habitación o de toda la casa. Sin embargo, sí es importante tener claros ciertos aspectos del trabajo que te van a facilitar la tarea y te ayudarán a lograr resultados casi profesionales.
Más allá de conocer la técnica y de comprar una pintura de calidad, lo que se va a reflejar en el resultado es la elección de las herramientas. Sigue leyendo para saber cuáles son imprescindibles y cuáles no, y cómo elegir las mejores.
Acertar con el color
A la hora de pintar las paredes hay un elemento que, si bien no es una herramienta propiamente dicha, sí te va a facilitar bastante la primera parte del proceso que consiste en elegir el color.
A no ser que hayas decidido pintar las paredes de blanco, es importante saber cómo quedará el color elegido sobre tus paredes. No hace falta decir que es difícil imaginarlo mirando únicamente el muestrario de colores que suelen tener en las tiendas especializadas.
Por suerte cada vez son más las marcas de pinturas que comercializan muestras para probar el color en la pared de tu casa. Suelen venir en pequeños envases con un aplicador para que resulte muy sencillo pintar in situ un cuadrado de unos 30x30 cm. Eso será suficiente para hacerte una idea real del resultado final. Aplica una segunda capa cuando se haya secado la primera y observa cómo cambia el color según incide la luz del día.
Cinta de enmascarar, que no te falte
Esta es una “herramienta” imprescindible para pintar cualquier habitación si no quieres pasarte después horas y horas limpiando. Aunque las pinturas actuales son al agua y no se limpian con dificultad, si no tapas convenientemente todas aquellas superficies que quieras proteger tendrás que invertir una cantidad ingente de tiempo en eliminar restos de pintura.
Hazte con una buena cinta de pintor y tapa marcos de puertas y ventanas, interruptores y enchufes, rodapiés, molduras, etc. Existen cintas que llevan papel o plástico en uno de los lados para proteger superficies más amplias como las ventanas y las puertas o el suelo.
La espátula para preparar la pared
Una vez hayas protegido superficies y elementos con la cinta de pintor, y hayas cubierto el suelo, los muebles y demás, llega el momento de preparar convenientemente las paredes. Para ello necesitarás una buena espátula que te ayude a tapar grietas y agujeros con masilla para emplastecer.
La técnica es sencilla: aplica la pasta con la espátula, alisa y deja secar. Después solo tendrás que lijar para igualar la pared. La espátula ha de tener una hoja metálica con filo recto. Aunque existen otro tipo de espátulas con hojas distintas, es suficiente con tener una de hoja recta.
Brochas, que sean de calidad
Aunque la pared se pinta con rodillo es necesario contar con un par de brochas para hacer recortes en esquinas y junto a los marcos de puertas y ventanas, así como en otros espacios donde el rodillo no llega.
A la hora de elegir las brochas es importantísimo que sean de calidad. De lo contrario, pueden soltar cerdas dificultando enormemente el trabajo, ya que tendrás que ir quitando esos pelillos para que no estropeen el resultado. Es mucho mejor elegir brochas de buena calidad que, además, te durarán mucho más tiempo.
Para utilizar con pintura plástica (es lo habitual cuando se trata de paredes) van muy bien las brochas de cerdas sintéticas, fabricadas con nylon o poliéster. Son resistentes y fáciles de limpiar. Elige una brocha plana y otra redonda (para usar en recovecos y rincones de difícil acceso).
El rodillo, la herramienta imprescindible
Es la principal herramienta a la hora de pintar las paredes de tu casa y elegir el adecuado te ayudará a terminar con éxito esta tarea de bricolaje doméstico. Al igual que pasa con las brochas, es importante comprar un rodillo de buena calidad, porque lo notarás en el resultado.
El rodillo consta de dos partes: un soporte metálico con un mango de plástico, y del rodillo propiamente dicho que es lo que se inserta en el soporte (se puede comprar por separado). El tamaño habitual es de 25 o 30 cm, aunque los hay más pequeños.
Para pintar las paredes necesitas un rodillo de lana, de pelo corto si tu pared es lisa o de pelo largo si tiene gotelé. Una vez lo hayas insertado en el soporte metálico, imprégnalo de pintura, escurre el sobrante y extiéndela sobre la pared haciendo girar el rodillo con movimientos uniformes en W.
Balde y bandeja para la pintura
Si estás pensando en prescindir del balde de pintor y de la bandeja, olvídalo. Son elementos que te vendrán muy bien para que el trabajo sea más fácil y puedas realizarlo mucho mejor.
Uno de los grandes errores que se suelen cometer a la hora de pintar una pared es excederse con la cantidad de pintura. Aplicamos demasiada y se producen goterones y chorreaduras que son difíciles de eliminar y desmejoran el resultado final.
Un balde, provisto de escurridor, o una bandeja de pintar, con zona estriada para escurrir el rodillo, te ayudan a retirar el exceso de pintura de la herramienta antes de aplicarla sobre la pared, con lo cual el resultado mejora bastante. Además, se trata de elementos accesibles que no te costarán caros. ¡Hazte de ellos!
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