El Parque Nacional El Palmar, sitio Ramsar con importancia y protección internacional que recibe a más de 150.000 visitantes por año, se erige como reservorio de historia y de ecosistemas únicos y especiales, que fuera de sus límites prácticamente desaparecieron en los últimos siglos por el avance de la agricultura, la cría de ganado que se alimentaba de palmeras jóvenes y la tala indiscriminada.
Con hasta 600 palmeras por hectárea, la reserva cuida a las ejemplares de yatay, que llegan a vivir siete siglos y medir 18 metros de altura y que hace unos 400 años colmaban las actuales provincias de Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, y el país Uruguay. Sus troncos y copas son el refugio de más del 25% de las especies de aves que existen en el país; y los frutos de las palmeras, carnosos y agridulces, convocan a gran cantidad de animales que se cruzan constantemente por los senderos y caminos.
En sus 8.213 hectáreas confluyen miradores con paisajes y atardeceres únicos e inolvidables; arroyos, bosques y selvas a los que se puede llegar en auto, moto o bicicleta, ya que aún no hay transporte público hasta el lugar.
Por un camino de ripio a unos 6 kilómetros de la entrada, se presenta un desvío al mirador "La Glorieta" y a otros dos senderos entre bosques con un "rabión", donde por la pendiente y las rocas aumenta la velocidad y turbulencia del arroyo El Palmar, que sintoniza con los cantos de las aves.
Es muy común ver de cerca todo tipo de animales, principalmente carpinchos y vizcachas, por lo que recomiendan no alimentarlos ni perturbar su ambiente y también avanzar a menos de 40 kilómetros por hora por los caminos, y a 20 por los paseos.
En silencio, se puede observar a más de 250 especies que conviven en el parque y que representan al 25% de las familias que existen en Argentina, entre unas 100 especies de aves migratorias y más de 200 aves residentes, que construyen nidos de hasta dos metros de diámetro.
"La Calera del Palmar" es uno de los más elegidos y, al cruzar una gran selva en galería, surgen ruinas con diferentes historias.
En la zona conviven vestigios de las comunidades originarias del 1200, como un viejo cementerio del siglo XVIII; las expediciones españolas y asentamientos jesuitas con sus construcciones; el paso de Urquiza; una empresa que se instaló en 1955; y el inicio del Parque, en 1966.
Al finalizar el camino, un mirador natural funciona como punto panorámico con paisajes mágicos e inolvidables entre los colores del río y sus peces, la arena rubia, y la mezcla de bellezas y colores de pájaros, árboles y flores.
Las playas están habilitadas desde el 1 de diciembre hasta el domingo de Semana Santa, y próximamente se agregará un banco de arena llamado "el paraíso entrerriano".
El último sendero, el de la Selva, es el más dificultoso y se recomienda completar un registro antes de iniciarlo, y llevar gorro o sombrero, protector solar, repelente y mucha agua.
El Parque es uno de los atractivos de "Tierra de Palmares", microrregión entre varias ciudades del este de Entre Ríos y sobre la costa del río Uruguay, con playas, arroyos, caminatas por la naturaleza y complejos termales, y una agenda de actividades durante todo el año.
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