La Antártida se derrite: perdió tanto hielo  como la superficie del territorio argentino
PREOCUPA A LOS EXPERTOS LA SITUACIÓN EN EL POLO SUR

La Antártida se derrite: perdió tanto hielo como la superficie del territorio argentino

Cada verano, el continente blanco sufre la baja del agua salada congelada que se vuelve a recomponer en el invierno, pero este año nunca recuperó su dimensión original.

Las consecuencias del cambio climático se sienten en cada parte del mundo. Así como en este momento el hemisferio norte atraviesa una ola de calor sin precedentes, en la otra punta del planeta se está rompiendo un récord que a muchos les causa terror: el nivel del hielo marino antártico ha disminuido de una manera atípica para esta época del año, al punto de que lo que falta equivale al territorio de la Argentina.

Normalmente, el hielo marino de la Antártida disminuye notablemente durante el verano, sobre todo a finales de febrero cuando alcanza su nivel más bajo, pero luego en el invierno vuelve a recomponerse. En ese circulo de derretimiento y recomposición constante es algo natural y completamente esperable que caracteriza al continente blanco desde hace años.

Pero esta vez eso no ocurrió y los científicos preocupados intentan encontrar una explicación. Es que en los 45 años que los especialistas llevan estudiando las características del lugar esta es la primera vez en la que el hielo marino no regresa a los niveles esperados. En ese sentido detallaron que las mediciones de julio arrojaron que está a 1,6 millones de kilómetros cuadrados por debajo del nivel registrado en el 2022.

Pero si se lo compara con lo ocurrido entre los años 1981 y 2010 el promedio bajó 2,6 millones de kilómetros cuadrados, cifra que equivale a un área casi tan grande como todo el territorio argentino o a lo que resulta de la combinación de los estados de Texas, California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y Colorado.

Esto puede encontrar una explicación en los cambios climáticos que ha experimentado el planeta en los último años y que llevaron al glaciólogo Ted Scambos a sostener que “el juego ha cambiado” por lo que “no tiene sentido hablar de las probabilidades de que suceda de la forma en que solía ser el sistema, claramente nos dice que el sistema ha cambiado”.

UN FENÓMENO DIFÍCIL DE EXPLICAR

Los especialistas aseguraron que se trata de un fenómeno excepcional y lejos de pensarlo como una tendencia algunos se animaron a cofirmar que probablemente no se vuelva a repetir una baja de esta de esta magnitud.

Pero esto es algo difícil de determinar, sobre todo por las características particulares de la zona, es que a diferencia de lo que ocurre en el Ártico, el hielo de la Antártida nunca fue constante. Es más en las últimas décadas ha oscilado de máximos históricos a mínimos históricos en más de una ocasión, lo que hace casi imposible que los expertos puedan definir la forma exacta en la que el cambio climático afecta a la región.

De todos modos, más allá de estas variaciones típicas del lugar, desde el año 2016 a la actualidad los científicos comenzaron a notar una tendencia a la baja en los hielos antárticos. Esto no tiene una única explicación ya que la disminución de los hielos es multicausal, pero uno de los factores principales al que destacaron como responsable de los derretimientos fue el aumento de la fuerza de los vientos que circulan en el oeste de la Antártida y que están estrechamente ligados al aumento de la contaminación que calienta el planeta.

LAS CONSECUENCIAS

El tamaño del hielo marino impacta directa o indirectamente en todo el ecosistema antártico, por lo que lo que su baja puede llegar a traer aparejada consecuencias en más de un ámbito. Para empezar la disminución hasta la casi desaparición deja las capas de hielo costeras y los glaciares expuestos a las olas y las cálidas aguas del océano, lo que los hace más propensos al derretimiento y desprendimiento.

Por otro lado, repercute directamente en la vida silvestre de la zona sobre todo en el Krill, un pequeño molusco que habita el lugar y del que se alimentan muchas ballenas de la región, quienes también se verían afectadas. Pero estas dos no son las únicas especies perjudicadas ya que tanto los pingüinos como las focas dependen del hielo marino para conseguir sus alimentos y para descansar.

Sus efectos son muchos y no están delimitados exclusivamente al territorio antártico. El hielo marino cumple una función vital en la regulación de la temperatura del planeta, lo que haría que su desaparición genere efectos cascadas en zonas que se encuentran a miles de kilómetros, perjudicando así la vida de millones de personas

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