¿Papita para los vagos o sirve en las escuelas?
En un principio, la aplicación de la IA en las aulas tuvo algunos detractores, pero, con el tiempo, los beneficios comenzaron a salir a la luz.
Si bien es una tecnología que se aplica desde hace años, el lanzamiento del ChatGPT propulsó el furor por la Inteligencia Artificial (IA), que en el último tiempo tomó la agenda de todas las novedades tecnológicas. Las posibilidades que brinda este chatbot cargado con toda la información que circula por internet son infinitas y están al alcance de la mano de todos los usuarios. Esta accesibilidad trajo un sinfín de preguntas en los distintos ámbitos pero una de las que aún genera rispideces es ¿cómo repercutirá en la educación? Como suele ocurrir con las novedades, la primera reacción de los educadores fue la desconfianza.
Es que la Inteligencia Artificial de la que se dota el ChatGPT le permite llevar a cabo diferentes funciones, desde mantener conversaciones hasta crear obras propias a partir de simples órdenes. Esto último fue lo que motivó a las autoridades educativas a que se opusieran rotundamente al uso de ella por parte de los alumnos con un claro argumento: los estudiantes podrían ingresar las consignas y el chat le brindaría la solución a sus tareas. Fue por eso que universidades de Francia y Estados Unidos le prohibieron a los estudiantes el uso de el ChatGPT.
ALMACENAMIENTO Y PROCESAMIENTO
Esta primera impresión duro poco tiempo, ya que rápidamente se comenzó a evaluar a la IA en todo su esplendor -no solo en lo referido al ChatGPT- y los beneficios saltaron a la luz, sobretodo en lo que respecta a una mejor organización de las instituciones educativas. Es que los centros educativos suelen ser lugares que almacenan una gran cantidad de información, personal y académica, lo que requiere de un sistema especial que permita procesar grandes volúmenes de datos.
Es ahí donde entran en juego los softwares y hardwares compuestos por este tipo de tecnología que facilitan estas operaciones. Por fuera de lo administrativo, la IA también tuvo un rol fundamental a la hora de permitir el desarrollo de las plataformas de aprendizaje virtual que durante la pandemia resultaron de vital importancia para que miles de estudiantes pudieran continuar con sus cursadas en época de aislamiento.
Pero un punto en el que la IA resulta fundamental es en el de contribuir a la mejora del sector en su totalidad y esto es posible a partir del análisis de datos. De esa manera los directivos de los lugares pueden arribar a diversas conclusiones como la satisfacción de los estudiantes hasta el nivel educativo brindado por la institución y a partir de allí implementar los cambios necesarios para mejorar la experiencia de todas las personas que pasan por allí, ya sean alumnos o docentes.
Los beneficios para los docentes Además de su rol dentro de las aulas, a diario los docentes llevan a cabo diversas actividades que completan su trabajo y que con la aplicación de la IA podrían resolverse en simples pasos, aliviando así la carga laboral con la que cuentan. Un claro ejemplo de esto es la mejora en los canales de comunicación. Si antes los profesores deberían enviar mensajes personalizados alumno por alumno, ahora pueden calendarizarlos y programarlos en cualquier momento sin la necesidad de estar frente a la computadora en momentos específicos.
Por otro lado la IA dota de herramientas a los docentes que le permiten optimizar las búsquedas de contenidos académicos y así nutrir de forma completa el diseño curricular de las clases.
Por último, pero no menor, con la ayuda de ciertos programas los docentes pueden llevar un control mucho más pormenorizado de cada uno de sus estudiantes, gracias a aplicaciones que le permiten gestionar los perfiles, cargar datos y llevar un seguimiento personalizado.