Para el fotógrafo y docente juninense, Leandro Martino, el comienzo de este viaje se debe a su proyecto fotográfico titulado “Retorno” en el cual pretende realizar el mismo viaje que hicieron sus bisabuelos cuando emigraron a Argentina desde Italia, pero haciéndolo al revés que ellos. Es decir, desde Junín hasta el pueblo napolitano del que ellos provenían.
El proyecto
Martino relata que hace un año y medio que, junto a su pareja, empezaron con la búsqueda de sus antepasados. “Le pregunte a mi padre, tías, primos de dónde venía todo esto. Y bueno, a hacer recorridas en cementerios, preguntar dónde había actas, etc. Llevó un año y medio, porque yo quería ponerles nombre a todas estas personas que son parte de mi descendencia”, contó Martino en diálogo con Democracia.
El recorrido comienza en Junín y termina en Bueno Alberdi, un pueblo napolitano medieval que data desde el año 1200 aproximadamente. “Ellos salieron del puerto de Génova, pasaron por Roma, después Sao Pablo (Brasil) y entraron a Argentina por Uruguay. Bueno, un proyecto bastante largo”, describió el fotógrafo.
Después de que surgiera “Retorno” empezó un proyecto más grande, “empezamos a pensar en la posibilidad de armar un proyecto de vida allá”, planteó Martino. A lo que agregó: “Probar vivir en otra cultura, que no es una cultura tan ajena”.
Momento de emigrar
Es que, a lo largo de este año y medio de organización el fotógrafo fue presentando este proyecto -junto a dos más- por distintas partes del país pero no obtuvo ofertas laborales. “Solo obtuve respuestas negativas en términos de no acompañamiento, ni económico ni de ninguna índole”, subrayó.
Entonces, envió sus proyectos al extranjero, donde en abril y mayo de este año dos de ellos van a ser expuestos en Londres y París.
“Yo quería que primero se expongan en mi país, en mi ciudad y terminan siendo reconocidos en otra parte del planeta y eso la verdad que en un punto nos pone un poco tristes”, manifestó el artista visual. A lo que agregó: “Lamentablemente la única salida que encuentro es en Ezeiza”.
En Europa ya cuentan con casa y trabajo para ambos. “Hay laburos que voy a hacerlos en temporada alta, luego de hacer todas las muestras y exposiciones”, explicó.
Por este motivo, ambos están vendiendo en la casa donde viven en Junín gran parte de sus pertenencias. Muchas de las cuales ya fueron vendidas y les permitió pagar los aéreos.
“Ahora estamos en el proceso de juntar la plata para poder subsistir el tiempo que tengamos que estar allá hasta que los laburos post muestras empiecen a aparecer y se empiece a generar la rueda económica”, afirmó Martino.
Para el artista, esta oleada de emigración recuerda a lo sucedido en el país en 2001, “esto es como un recordatorio de 2001, cuando parecía que la única salida estaba en Ezeiza, de que perdíamos esperanzas y la verdad que yo no quiero dejar ese mensaje”, subrayó.
“Desde mi lugar, primero como artista fotográfico y después como docente, llegué a un techo. Tengo 39 años, aposté 20 años de mi vida a mejorar todo lo que yo tenía acá a disposición pero no me fue bien. Ahora quiero mostrar lo que hago desde una visión más humana, más introspectiva, reflexiva y que no tiene que ver con enojarse con nadie, sino todo lo contrario. Que puedan entender por qué uno toma esta decisión y que, en nuestro caso, fue la última decisión que tomamos” aclaró.
Al preguntarle qué es lo que no puede faltar en su valija, el fotógrafo respondió que sus cámaras y fotografías impresas. “Fotos de la primera infancia, de esos familiares que ya no están y que tiene esa evocación de ese primer recuerdo que es, como decía Galeano, volver a pasar por el corazón. Tener físicamente en la mano algo que te lleve allá”, finalizó Martino.
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