De cada 100 chicos que ingresan a la escuela, solo 16 terminan la secundaria en el tiempo teórico y con los saberes necesarios. El dato que se difundió hace un mes generó escozor. Ahora, en un análisis de ese 16% surgió el perfil de estudiante que se imaginaba: los que logran el objetivo son los de mayor nivel socioeconómico, en general asisten a colegios privados y sus padres son profesionales. Lo que los especialistas llaman “efecto cuna”.
Los datos surgen de un nuevo informe del Observatorio Argentinos por la Educación con autoría de Mariano Narodowski profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, y Gabriela Catri y Martín Nistal, especialistas del Observatorio. El documento retomó un estudio que mostraba que solo 16 de cada 100 estudiantes llegaban al último año de secundaria en el tiempo teórico, con aprendizajes satisfactorios en lengua y matemática. El primero de los puntos que se analizó fue el nivel socioeconómico de los estudiantes con buenas trayectorias escolares. La mitad (52,1%) pertenece al tercil de mayor nivel, mientras que solo el 15% integra el tercil de menores ingresos. Es decir, de los 16 de cada 100 estudiantes que terminan la secundaria en tiempo y forma, 8 pertenecen al tercil socioeconómico más alto, 5 al tercil medio, y solo 3 al tercil más bajo.
“Se sabe desde hace un siglo que el nivel socioeconómico de los alumnos y el nivel educativo de sus padres es lo que predice el éxito escolar. Pero frente a esta limitante es posible generar políticas para que no sea el lugar de nacimiento el que determine el futuro de las personas. En tres décadas la Argentina avanzó muy poco en torcer el rumbo marcado por la cuna. Hubo discursos igualitaristas con prácticas aberrantes de exclusión por acción u omisión”, señaló Narodowski, coautor del estudio.
El informe toma la cohorte 2009-2020. Cuando comenzaron primer grado, el 75% de los chicos asistía a escuelas públicas. Doce años después, en el último curso de secundaria, ya la proporción era más pareja: 65% de matrícula pública versus 35% de privada, lo cual indica que sobre todo en la gestión estatal ocurrió un desgranamiento. Pero el dato más contundente es que de los 16 que terminaron habiendo aprendido lo suficiente en lengua y matemática, la mayoría (63,7%) asiste a colegios privados.
Con ese escenario, Narodowski llamó a que se implementen políticas basadas en la igualdad, que valoren el mérito más allá del nivel socioeconómico del alumno. “Hace años que propongo que cada alumno en la argentina tenga un piso de financiamiento educativo que su escuela reciba independientemente de la provincia y la clase social. Y las evaluaciones estandarizadas como Aprender deberían identificar mejor a esas escuelas, brindarles más recursos y hacer un seguimiento anual alumno por alumno para que ningún chico quede atrás”, agregó.
Con respecto al nivel educativo de las familias, la mitad de estos estudiantes (el 54,8%) tienen madres que alcanzaron un nivel educativo superior (terciario, universitario o posgrado) completo o incompleto cuando solo representa el 28,7% del universo total. De los 16 alumnos que terminan en tiempo y forma, 9 tienen madre con educación superior, 4 con secundario completo, 2 con secundario incompleto y 1 con nivel primario. Otro factor beneficioso es la asistencia a jardín de infantes. Entre los estudiantes que llegan en tiempo teórico y con conocimientos satisfactorios, el 59,5% asistió al nivel inicial antes de los 4 años; un porcentaje superior al 46,7% que representa ese grupo en el universo total.
“El informe arroja datos que constatan que el sistema educativo contribuye a convertir las desigualdades sociales en desigualdades educativas. Los resultados educativos de los hijos están asociados a los niveles de escolaridad de las madres, la asistencia a la educación inicial temprana es un predictor de un mejor desempeño escolar y el ‘éxito’ escolar está vinculado a la procedencia socioeconómica de las familias”, analizó Sandra Ziegler, investigadora de FLACSO Argentina.
Por su parte, Gustavo Zorzoli, profesor y exrector del Colegio Nacional de Buenos Aires, advirtió: “El hecho de que en promedio solo 16 de cada 100 estudiantes terminen la escolarización obligatoria conforme a lo esperable es un dato alarmante. Pero debería ser inaceptable para nuestra sociedad que el nivel socioeconómico del hogar de donde proceden o que el tipo de escuela a la que asisten (estatal o privada) reduzca aún más las posibilidades de que lo logren”. Salvo Chubut, que no participó de las pruebas Aprender 2019, se dispone de datos de trayectorias escolares de todos los distritos. En ocho provincias -Buenos Aires, CABA, Córdoba, La Pampa, Mendoza, Río Negro, Santa Fe y Tierra del Fuego- hay una suba en el porcentaje de matrícula que representan al comienzo de la primaria y al final de la secundaria. En cambio, en el resto -en especial en las provincias del norte- se registra una caída, lo que sugiere que los chicos no llegan a tiempo al último año.
COMENTARIOS