Desde los primeros años de los 2000, los colegios privados experimentaron un crecimiento sostenido: su matrícula subió poco más del 23% al compás de una caída superior al 10% en las escuelas públicas. Ahora esa tendencia está empezando a revertirse. En el último lustro, la cantidad de estudiantes en establecimientos estatales volvió a crecer en detrimento de los privados.
En concreto, entre 2015 y 2020, la matrícula total del nivel primario aumentó un 0,9%: pasó de 4.816.692 a 4.859.105 alumnos, de acuerdo con las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Educación. Ese avance se logró gracias al aporte de la matrícula estatal, que creció un 1,5%, de 3.523.465 a 3.576.579 estudiantes. En cambio, la matrícula privada retrocedió un 0,8%.
Los datos surgen de un nuevo informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano. A partir de los últimos relevamientos oficiales, se observa que el cambio de tendencia es empujado sobre todo por la provincia de Buenos Aires, más puntualmente por el conurbano, donde el crecimiento estatal es del 9,6% y la caída privada del 6%.
Lo que podría ser una buena noticia, que la sociedad volviera a creer en la escuela pública, probablemente no lo sea tanto. Según Alieto Guadagni, director del CEA, la hipótesis más probable es que la reversión de la tendencia se deba a la crisis económica que obligó a las familias a sacar a sus hijos de los colegios privados.
“Es la hipótesis más probable, pero se necesitan hacer estudios de campo para comprobarla empíricamente. No hay que olvidarse de que la Argentina es absolutamente federal en materia educativa. De lo contrario, no se explica la enorme diferencia que hay entre la adopción de la jornada escolar extendida por ejemplo en Córdoba y en Santa Fe, dos distritos que, cabría suponer, cuentan con recursos similares”, señaló Guadagni.
De hecho, entre los datos aparece una paradoja: en algunas de las provincias más pobres (Catamarca, Santiago del Estero, Formosa, Chaco) se registran las fugas de alumnos de escuelas públicas más pronunciadas en los últimos cinco años. Eso sugiere que las familias siguen considerando a los colegios privados como “refugios” por una aparente mayor calidad educativa o, cuanto menos, como un seguro de regularidad en el dictado de clases.
Mónica Marquina, doctora en educación e integrante de la Fundación Alem, prefiere ser cauta si bien reconoce que la tendencia se está revirtiendo. “Hay que tener cuidado al asegurar tendencias cuando se comparan períodos de diferente duración. Cualquier suposición es provisoria, sobre todo cuando esos datos no contemplan los dos años de escuelas cerradas”, advirtió.
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