La cifra de abandono tras el cierre escolar fue motivo de debate durante buena parte del año. La estimación oficial es que alrededor de 600 mil chicos todavía no volvieron a las aulas. Pero no habría dudas si se hubiera avanzado en un registro nacional de alumnos que se aprobó hace casi una década. Por eso, la Argentina aún tiene dificultades para consolidar una tasa de abandono y, mucho más aún, identificar quiénes son los chicos que se desvincularon de la escuela.
En 2012, el Consejo Federal de Educación aprobó la creación del Sistema Integral de Información Digital Educativa (SInIDE). Casi una década después el país no pudo concretar la base de datos que permitiría hacer un seguimiento personalizado de cada estudiante, además de llevar un registro de docentes e infraestructura escolar.
En América Latina, la Argentina es la excepción a la regla. Muchos países -Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay- cuentan con información educativa nominal. Es decir, llevan un registro de todos los alumnos del sistema educativo con nombre, apellido y su trayectoria escolar.
Los datos surgen de un nuevo informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Samanta Bonelli, especialista en políticas educativas. El documento releva el estado de situación de los sistemas de información educativa de las provincias y CABA, y señala los avances y desafíos en la nominalización de los datos educativos en Argentina.
Ante una consulta, en el Ministerio de Educación nacional reconocieron la demora en la creación del Sinide: “Es una realidad que existen dificultades y demoras con la carga de datos. El ministro (Jaime Perczyk) tiene la decisión de trabajar para mejorar los sistemas de gestión de la información”.
Según los datos que ofreció la cartera, el año pasado se desvincularon 1.100.000 chicos, aunque la cifra no está consolidada. “Al inicio de este año se inició el proceso de revinculación. Después se endurecieron las restricciones por el avance de la pandemia (primer cuatrimestre mayoritariamente) y eso trajo como consecuencia que nuevos chicos tuvieran una vinculación intermitente con la escuela. Eso significó que se retrocediera en el número de chicos revinculados”, explicaron.
Al cierre de noviembre, agregaron, 15 provincias habían suministrado información respecto al número de chicos que lograron revincular. En total, la suma da 376.500 chicos, extendiendo a las nueve jurisdicciones restantes asumen que cerca de 500.000 alumnos volvieron a las aulas, el 45% de los identificados en 2020.
El informe del Observatorio hizo un relevamiento en las 24 jurisdicciones del país. Entre ellas, fueron 18 las que respondieron el cuestionario: Buenos Aires, CABA, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Neuquén, Río Negro, San Luis, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán.
El 89% de los distritos que participaron (16 de 18) reportaron que implementan sistemas propios de información nominal. Sin embargo, en algunos casos se encuentran en vías de desarrollo, con bajos niveles de cobertura, o no disponibles aún para la comunidad educativa. En promedio, se registra un alto nivel de cobertura de estos sistemas en los niveles obligatorios: más del 90% en el nivel inicial y primario, y alrededor del 85% en el nivel secundario.
“Los sistemas de información nominales son una herramienta fundamental para la gestión educativa en sus distintos niveles. La pandemia puso sobre la mesa la urgencia de fortalecerlos para poder acompañar y proteger mejor las trayectorias de los y las estudiantes”, remarcó Bonelli, autora del estudio. Los sistemas nominales, con seguimiento de cada chico, pudieron haber dado alertas tempranas para prevenir el abandono.
En esa línea, Irene Kit, presidenta de la Asociación Civil Educación para Todos, señaló: “La búsqueda de quienes quedaron excluidos durante la pandemia sería mucho más eficaz si hubiéramos cumplido con el programa y las normas del SInIDE. En tiempo y dinero, y en las consecuencias emocionales para los estudiantes, una vez más prevenir –contar con información oportuna– es mejor que curar –tener que contratar cientos de personas para que salgan a buscar a los excluidos–. No obstante, el gran desafío es pensar cómo acoger y apuntalar a esos estudiantes cuando vuelvan. El propio SInIDE podría permitir dar seguimiento a trayectorias alternativas, personalizadas para que estos estudiantes se puedan reinsertar”.
Respecto al Sinide, solo dos provincias -Jujuy y Santiago del Estero- utilizan la basa de datos nacional. Entre las otras 16 jurisdicciones, con sistemas propios de información, solo nueve (Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego) cuentan con sistemas integrados o en vías de integración con la base de datos nacional. En cambio, los registros de CABA, Chubut, Corrientes, Formosa, Mendoza, San Luis y Tucumán no tienen vinculación con el Sinide. “Esto implica que la consolidación de una base nominal homologada a nivel nacional sigue siendo una cuenta pendiente”, concluyó el informe.
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