En 1980 las mujeres argentinas tenían en promedio 3,3 hijos y en 2018, 2, números que muestran que la proporción de hogares con niñas, niños y adolescentes (NNyA) cae con el paso de los años en el país, a la vez que el tamaño promedio de los hogares con NNyA también se reduce, según informó el Instituto NAcional de Estadística y Censos (Indec) en un dossier estadístico difundido en las últimas horas.
El trabajo con información del perfil demográfico, el acceso a la educación, la participación en actividades productivas, entre otros análisis, fue difundido a propósito del Día Universal del Niño establecido por las Naciones Unidas, que se celebra hoy.
Uno de los datos que destaca el dossier es el proceso de reducción del peso relativo de la población de NNyA que se observa desde hace más de un siglo en el país.
“Este comportamiento responde, principalmente, al descenso de la fecundidad, que refleja cambios en las tendencias reproductivas: en promedio, las mujeres tienen cada vez menos hijos”, puntualizó el Indec.
A modo de ejemplo, se precisó que la tasa global de fecundidad (hijos por mujer) mostró una fuerte caída: en 1869 la tasa de hijos por mujer era de 6,8 y en 2018, de 2.
Al respecto se mostró que en 1970 y 1980 la cantidad de hijos por mujer era muy similar (3,1 y 3,3, respectivamente), y en la década del 90 de siglo XX comenzó a caer hasta ser de 2,4 en 2001 y 2010 y 2,0 en 2018. En el mismo sentido se precisó que a principios del siglo XX casi el 40% de la población tenía 14 años o menos, mientras que en 2010 este grupo representaba alrededor del 25%.
A modo de ejemplo, se mencionó que los hogares con un solo NNyA pasaron de 33% en 1991 a 40,9% en 2010. Y los que tienen cuatro o más pasaron de 16,6% a 11% en el mismo período.
Al mostrar dos mapas comparativos con el porcentaje de población menor de 18 años por provincia, uno de 1991 y el otro de 2010, se visualiza que ese segmento se distribuye de manera desigual en el territorio nacional.
“La mayoría de las provincias de las regiones Noroeste y Noreste tienen un mayor porcentaje de NNyA, mientras que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se registra la menor participación relativa de este universo poblacional”.
Misiones con el 46,6% de su población menor de 18 años encabezaba el ranking en 1991, y cayó a 39,3 en 2010, mientras que en CABA era de 23,3 bajó a 19,6. A la par de esta tendencia, se detectó que la esperanza de vida aumentó entre, 1980 y 2010, 6,6 años para los varones y 6 años para las mujeres.
También se observó que en 1970, de cada 1.000 niños que nacían, 25 morían antes de los 28 días y para 2019 este valor se redujo a menos de la cuarta parte.
EN LA PLATA
La caída de la natalidad también se percibe en nuestra ciudad, donde en 2020 se registró una caída del 23% en el número de nacimientos respecto a 2019 y la propensión al descenso se mantiene en 2021.
Así, 2020 se convirtió en el año con menos partos desde 2010, algo que ocurrió tanto a nivel local como provincial. Y esa tendencia se mantiene también en lo que va de este año.
Según los datos que manejan en el Registro Provincial de las Personas, si en 2010 hubo en territorio bonaerense 248.173 nacimientos, en 2014 iba a producirse el pico del período considerado, con 251.934. Desde entonces y gradualmente el número comenzó a bajar, a 251.042 en 2015; 235.891 en 2016; 228.513 en 2017: 215.127 en 2018; 207.714 en 2019, hasta llegar a los 179.370 en 2020. En La Plata, mientras tanto, en 2010 se inscribieron 15.778 nacimientos, lo que representa el año con el mayor número de registros del periodo considerado. A partir de ese momento el indicador va cayendo paulatinamente con altibajos. La caída se profundiza después de 2016 y llega a la marca más baja en 2020, con 10.010 nacimientos, un 23% menos que en 2019.
Este comportamiento de los nacimientos se observa en las maternidades tanto públicas como privadas de la Ciudad, según indicaron referentes de ambos ámbitos oportunamente a este diario.
A la hora de analizar las razones de esta tendencia, los especialistas creen que durante 2020 la pandemia profundizó tendencias que empujaban los nacimientos a la baja desde antes de la crisis sanitaria.
Hay dos elementos que destacan los expertos al analizar la baja de la natalidad registrada en los últimos años. Por un lado de habla de una multiplicidad de factores que anteceden a la pandemia. Por otro, destacan que históricamente las crisis sanitarias, económicas, guerras y otros escenarios extremos han repercutido negativamente en las tasas de natalidad.
Se habla de un crisis económica y social global que genera incertidumbre con respecto al futuro en la población y actúa sobre el deseo y las posibilidades de sostener una familia con muchos hijos. Pero hay otros factores que inciden y son los sociales, como la aparición de nuevas estructuras familiares.
“En muchos países, la reproducción deja de ser una exigencia social”, afirman los especialista. Paralelamente, los casamientos se producen a edades cada vez más tardía y la maternidad muchas veces se retrasa en función de otros intereses, como los profesionales.
Otro factor relevante que tiene incidencia en nuestro país es que se avanzó mucho en la legislación que permite evitar los embarazos no deseados y brinda a las mujeres una mayor capacidad de decidir, como la ley de salud sexual reproductiva, la que establece la educación sexual integral o la de interrupción voluntaria del embarazo, según indicaron especialistas consultados por este diario.
Desde la demografía se explica, en tanto, que todos estos factores van impulsando una cuarta etapa de transición demográfica que ya se registra en varios países del mundo.
De acuerdo a ese análisis, las primeras etapas de transición demográfica, correspondientes a un período preindustrial, se caracterizan por altas tasas de natalidad, pero también por elevados índices de mortalidad. Con el avance de la industrialización las tasas de natalidad disminuyen, pero también lo hacen las de mortalidad.
En la etapa actual, los avances científicos permiten extender más la expectativa de vida y aportan mayores herramientas para la planificación familiar, se indicó.
EL INFORME DEL INDEC
En cuanto a actividad productiva, el informe dado a conocer por el Indec subrayó que el 8,4% de niños y niñas de 5 a 15 años realizan al menos una actividad productiva, mientras que entre las personas adolescentes de 16 a 17 años lo hacen el 29,9%.
Tanto en la población de 5 a 15 años como en la de 16 a 17 años, la participación de los varones en el mercado de trabajo prácticamente duplica la de las mujeres.
Al mismo tiempo, en la adolescencia, la participación de las mujeres en las actividades domésticas intensivas más que duplica la de los varones, 8,5% los varones y 17,5% las mujeres en la franja de 16 a 17 años.
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