El aislamiento y la situación socioeconómica generadas por la pandemia, así como la incertidumbre frente lo que podía suceder con el coronavirus generó un aumento en la cantidad y gravedad de sufrimientos psíquicos y síntomas como insomnio, ansiedad y adicciones, coincidieron ayer especialistas de cara al Día Mundial y Nacional de la Salud Mental que se conmemora este domingo.
“La situación de pandemia produjo un aumento del sufrimiento mental y sintomatología como consecuencia de la alteración de la vida cotidiana, la presencia de la muerte, las pérdidas, que requirieron un esfuerzo adaptativo muy importante de las personas que se enfrentaron a muchos duelos; no sólo por muertes, sino también por proyectos que no pudieron realizarse o pérdidas de trabajo”, indicó la psicóloga Alicia Stolkiner.
Stolkiner, profesora titular de Salud Pública y Salud Mental de la UBA, señaló que “la aparición de cuadros y síntomas no se reduce a lo tradicionalmente definido como psíquico, como ansiedad o insomnio, sino que también aumentó por ejemplo el bruxismo como consecuencia de la tensión al dormir o enfermedades de la piel o autoinmunes, de origen psicosomático”.
En el mismo sentido, Ricardo Corral, médico psiquiatra asistencial y presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), afirmó que “la pandemia incrementó la cantidad y gravedad de los cuadros de salud mental porque generó temores y preocupación en toda la población con un impacto diferente según la pre-existencia de cuadros y la convivencia con personal vulnerables frente al virus.
Por otro lado, en el caso de pacientes que ya tenían patologías psiquiátricas, muchos no tuvieron acceso a consultas, controles y tratamientos como sucedió con otras patologías, por lo cual tuvieron un agravamiento de sus cuadros”.
En este sentido, Corral, quien es además jefe de Docencia e Investigación en el Hospital Borda, señaló que ese central asistencial “hemos tenido reingresos de descompensaciones producto de discontinuaciones de los tratamientos”. Sin embargo, Stolkiner aseguró que “aquellos que ya estaban en tratamientos de salud mental y pudieron mantenerlos tuvieron una resistencia mayor a la situación de pandemia que muchas personas que anteriormente no presentaban síntomas”.
El médico psiquiatra Patricio Rey, del departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas, coincidió en que “la salud mental de la población ha empeorado por cuestiones relacionadas al encierro, a las limitaciones sociales y a la situación socioeconómica. Ahora estamos viendo cómo se incrementan las consultas con la reapertura de las actividades en busca de apoyo profesional”. El especialista describió que “a nivel mundial se incrementó la patología mental en adolescentes, sobre todo trastornos de ansiedad, adicciones, aumento de autolesiones, idea suicida y actos suicidas”.
El martes pasado Unicef presentó el informe “Estado Mundial de la Infancia 2021”, en el que señaló que 1 de cada 5 jóvenes de entre 15 y 24 años se siente deprimido o tiene poco interés en realizar algún tipo de actividad. Corral coincidió en que “los niños y adolescentes fueron una de las poblaciones más afectadas; el impacto se vio en varios aspectos como un aumento considerable de peso que fue reportado por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) pero también se vio afectado su psiquismo por el cambio total de las rutinas”.
El presidente de la AAP indicó que las personas mayores también fueron afectadas “sobre todo por la pérdida de la socialización y el sedentarismo”. Por su parte, Stolkiner señaló que “si hacemos la división por rangos etarios, los niños y adolescentes fueron los que más impacto tuvieron por la falta de la institución escolar que es fundamental en su salida del hogar y también las personas mayores, cuya situación se ve agravada por la falta de inclusión digital”. En relación a los adultos y adultas jóvenes, entre 18 y 65 años, Rey sostuvo que “se vieron más afectados frente a situaciones de inestabilidad laboral y pérdida de seres queridos.
Lo que queda en la población en líneas generales es un cuadro de estrés post traumático crónico porque sigue estando la pandemia y su riesgo latente, siguen existiendo problemáticas socioeconómicas y en aquellos recuperados que tienen que volver a su vida habitual se observa ansiedad, estrés y dificultades a la hora de enfrentar la nueva vida post pandemia”, describió el especialista del Clínicas. Y añadió que, si bien no podemos saber qué secuelas quedan en la población a largo plazo, “en promedio un tratamiento de salud mental tanto psicoterapéutico como psicofarmacológico puede durar entre 2 y 4 años”.
Entre los cuadros que más se observan, Rey advirtió que “aumentaron los trastornos por ansiedad; quienes los padecen vieron empeorar sus cuadros y mucha gente los experimentó por primera vez. También se están viendo más casos de adicciones, en especial el alcoholismo, tabaquismo, cannabis, cocaína y drogas en general. Todos los patrones en adicciones han aumentado”. La depresión, ansiedad y adicciones ya eran un problema mundial antes de la pandemia por Covid19 y se estima que en el mundo hay 500 millones de personas que padecen alguna de estas afecciones.
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