El apagón de las redes encendió la nomofobia
Es un trastorno por el que no usar el celular genera ansiedad irracional o miedo. Las diferencias de grado en las reacciones y cómo distinguirla de la dependencia
La histórica caída de las principales redes sociales durante la jornada de ayer devolvió al centro de la atención un problema que creció en los últimos años: la nomofobia (non-mobile-phone-phobia), definida como el miedo o la ansiedad extrema de carácter irracional que se origina en una persona cuando permanece durante un período de tiempo sin poder usar su teléfono celular.
“El apagón de las redes se extendió durante siete horas, una duración histórica y puso de manifiesto la dependencia de las redes sociales. Pero hubo una cuestión de grado. Mientras la necesidad de contar con estas herramientas fue generalizada, tanto como el alivio cuando finalmente la conexión se restableció, hubo personas que manifestaron sensaciones de ansiedad y desesperación. Creo que en esos casos se está frente a un problema”, le dijo a este diario el abogado especialista en nuevas tecnologías Raúl Martínez Fazzalari.
Fazzalari destaca un detalle llamativo: “durante el apagón todos tuvimos la posibilidad de recurrir a otras herramientas, como el uso del teléfono o el sms, pero muy pocos lo hicieron. Lo que demuestra la fuerza con que las principales redes sociales se han incorporado a la vida cotidiana.
Otro fenómeno llamativo tuvo que ver con la explosión de nuevos usuarios en redes alternativas, como Telegram: “que registró un record de más de 70 millones de nuevas bajadas y llegó a colapsar”, indica Fazzalari.
Muchos de estos comportamientos de ansiedad extrema registrados el lunes a partir de la caída mundial de las redes se explican a partir de la nomofobia, este trastorno que genera un miedo extremo a quien permanece un período de tiempo sin poder usar su celular.
El fenómeno se puede desatar por cuatro factores: la imposibilidad para comunicarse con otros, la pérdida de conexión, la incapacidad de acceder a la información y la renuncia a la comodidad.
Los expertos consideran indicio de comportamiento nomofóbico al agobio, miedo o paralización que siente una persona cuando olvida su celular o cuando no puede consultar las notificaciones que le llegan a su móvil.
Hay otros indicios de este tipo de trastorno más difíciles de asociar con una conducta patológica, como el alegrarse si la batería del celular está al 100%, sentir ansiedad cuando baja o entrar en pánico al entrar a un sitio que carece de wifi.
La nomofobia se considera más extrema que la dependencia y puede entorpecer la vida diaria del afectado, impactando negativamente sobre su nivel de estrés, autoestima o rendimiento laboral o académico.
Se la asocia, además a otras afecciones mentales como la fobia social, la hiperactividad o la depresión. Y se considera la posible puerta de entrada a otros trastornos, como la mala alimentación, la disminución del tiempo de sueño, el aislamiento social, y la mayor propensión a la distracción.
Se considera al de niños, niñas y adolescentes, el grupo más susceptible de sufrir nomofobia y eso se atribuye a que crecieron en una sociedad dominada por la tecnología.
Según una investigación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) la nomofobia se detecta más en mujeres.
Entre las recomendaciones para evitarla se cuentan el apuntar a un uso racional de los dispositivos celulares a través de programas educativos específicos.
También se aconseja hacer un análisis crítico del uso que se hace de los celulares, desinstalar aplicaciones que la persona considere que le hacen perder el tiempo, no utiizar el celular en las comidas, silenciar notificaciones y establecer horas determinadas de uso.