En medio de la escandalosa guerra del clan Maradona, rompió el silencio una protagonista impensada: Mavys Álvarez, la amante cubana, y menor de edad, de Diego. La historia es conocida: cuando estuvo internado en Cuba, el Diez conoció a una joven de 16 años rubia y de ojos claros que escapó de su casa para pasear una noche por Matanzas, al este de La Habana. Se la acercó un hombre del entorno de Diego, quien quería que el crack se repusiera de sus ánimos decaídos.
Esa mujer rompió el silencio, en un noticiero de Miami, y contó que “estuvieron más de una hora convenciéndome de que era importante ayudar a Diego, que era una figura mundial, amigo de Cuba y que estaba deprimido. Y finalmente acepté”. Así comenzó una relación romántica y hasta obsesiva, con Diego intentando incluso llevarse a Mavys adentro de una valija de Cuba a Argentina.
“En el hotel me recibió Guillermo Esteban Coppola, un amigo de Maradona. Ahí me asusté muchísimo porque estaba en toalla y pensé lo peor. Unos minutos después me recibió Maradona. Conversó mucho conmigo y me dio confianza. Me cayó bien. Nunca se propasó. Me invitó junto a mi familia al día siguiente a cenar al palacio Dupont”, contó Mavys: así nació una relación de 5 años en la que Diego intentó conquistar a la menor de edad con lujos prohibidos en ese entonces para los cubanos, como cenar en restaurantes en dólares, visitar discotecas y pasear. “Yo era una niña. No tenía maldad ninguna. Él era un extranjero, un rico y se había fijado en mí. No podía decirle que no. Era un privilegio ser su novia”, dijo la mujer.
Diego la llevó a vivir al centro de salud donde estaban, algo que en la familia de Mavys tomaron mal, y siguiéndole el tren a Diego la cubana terminó cayendo en lo peor: “La vida con Maradona era muy loca: fiestas, discotecas. Me llevaba a comer…. Nunca imaginé que después me metería en las drogas de las que me costó tanto trabajo salir”, afirmó.
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