El Mumpa se encuentra en el Parque Natural Laguna de Gómez.
El Mumpa se encuentra en el Parque Natural Laguna de Gómez.
LAS RAÍCES DEL MUMPA

El camino recorrido hasta la conformación del Museo Municipal Paleontológico

Si bien se inicia una nueva etapa, cargada de expectativas y proyectos, hay que reconocer y recordar el largo trayecto que llevaron adelante los especialistas y vecinos que comenzaron hace más de 50 años a recuperar los restos fósiles pertenecientes al patrimonio de Junín.

El domingo pasado se inauguró el Museo Municipal Paleontológico Legado del Salado (Mumpa) en el Parque Natural Laguna de Gómez, en el que se pueden apreciar los más de 30 géneros de fósiles que pertenecen al patrimonio de Junín, donde la comunidad puede disfrutar y aprender cómo era la megafauna que habitó la Región hace más de 13 mil años. 
Además, este espacio, será un centro de visitas y encuentros para escuelas, investigadores y público en general donde se realizaran eventos relacionados con la paleontología y las ciencias naturales. 
Pero, si bien se inicia una nueva etapa, cargada de expectativas y proyectos, hay que reconocer y recordar el largo camino recorrido para llegar a este momento, tras más de 50 años de arduo trabajo de los especialistas y vecinos.

Antecedentes
Al respecto, una de las referentes del proyecto, Marcela Torreblanca, sostuvo: “Revisando los diarios locales podemos observar que se registraban hallazgos de fósiles en la zona del Río Salado desde los años 50. Por ejemplo, hay constancia de un resto de gliptodonte hallado en 1969 cuando estaban limpiando el puente de El Carpincho. Y también hay otros hallados cuando se hacían construcciones en las quintas aledañas al río”. 
Más adelante en el tiempo, luego de una canalización realizada en el año 1992-1993, en la que se creó un curso paralelo al río -entre la Laguna de Gómez y el Puente Macucho-, comenzaron a aparecer fósiles de gran tamaño y calidad como partes de cráneos, o extremidades. 
“En ese momento, como anteriormente, en todos los hallazgos que se realizaban, si eran significativos se enviaban al Museo de La Plata, dónde se los identificaba y archivaba. En el año 96 ocurrieron descubrimientos importantes como la cabeza del Arctotherium y el cráneo de un Megaterio juvenil, algo que llamó la atención al público en general, investigadores, profesores y alumnos. Se expusieron en la Feria de Ciencias, salieron en los diarios y se vio la necesidad que quedaran en Junín, donde se les diera un lugar para exponerlos. Es allí que nació la sala de paleontología del museo Histórico Municipal”, recordó Torreblanca.

La sala de Paleontología  
“En el año 1997, gracias a la gestión de María Eugenia Tellería de Gallardo, quien en ese momento era directora de Cultura; Laura Manacorda, de la sociedad de fomento El Picaflor y la labor de Laura Gelari, quien estuvo a cargo del Museo y de las colecciones, se inauguró la Sala de Paleontología del Museo Histórico, que en ese momento funcionaba en la calle Pellegrini al 290”, dijo la profesora de biología. 
En esa sala se habían armado vitrinas donde se exponían los fósiles con fondos con representaciones pintadas por los artistas locales Horacio Alonso y Gerardo Ferrarotti. “Seguramente lo recordamos, ya que todos los amantes de los fósiles concurrimos a aprender, investigar y a llevar a nuestros alumnos”, afirmó. 
“También en el año 2000 se hizo una muestra de réplicas de esqueletos completos en el museo Ángel María de Rosas. La Sala de Paleontología se trasladó al edificio histórico de Newbery y Quintana, funcionando como sala de exposición permanente hasta el año 2019”, declaró. 

Un hobby que se torna responsabilidad
“Los fósiles seguían apareciendo. En ese momento, entre el 98 y 2001, que sobreviene una gran inundación, gracias al vínculo con el Dr. Ricardo Pasquali de la Universidad CAECE, donde yo era estudiante, y el Dr. Eduardo P. Tonni, jefe de vertebrados del museo de la Plata, comencé a armar la página web sobre megafauna y me hice socia de la Asociación Paleontológica Argentina y como hobby iba los fines de semana a juntar fósiles. Muchos aficionados lo hacían. Hasta que el lugar del museo Histórico quedó chico”.
“En 2003 participé de las reuniones sobre la aplicación de la Ley 25743 de patrimonio arqueológico y paleontológico iniciando los trámites para registrar los fósiles y a armar proyectos para tener un lugar adecuado, un reservorio para proteger los mismos”, agregó.
“En 2004, luego de la canalización del plan maestro del río Salado, comenzaron a salir a la luz muchos restos, caparazones de gliptodontes y doedicuro, extremidades de macrauchenia, restos de stegomastodom, enormes. Ni desde la empresa que hacía las excavaciones, ni desde la provincia había algún plan de rescate. Desde la municipalidad no había lugar ni personal.  Era impresionante todo lo que aparecía en el lecho seco y excavado”, confirmó. 
“Recuerdo en una nota del noticiero de nuestra querida Alicia Bianchi donde decían ‘de qué vale prender una vela y esconderla debajo de una mesa’. Esa era la metáfora que usó al referirse al rescate de esos fósiles tan interesantes y que no teníamos un lugar para exponerlos y que la gente pudiera verlos”, señaló. 
Pero ese rescate y la protección dependían de la buena voluntad de la gente que colaboraba. Por ejemplo, “un pescador, que se comprometió en ese rescate, fue el señor Elvio Acosta, quien tenía en su casa un esqueleto casi completo de Megaterio, el cual se expuso en unas jornadas realizadas en la Unnoba y luego fue depositado en el Museo Histórico. En ese momento elevé un proyecto a la Unnoba y se planificó la construcción de un museo de Ciencias Naturales en un galpón del ferrocarril, algo que quedó en proyecto, porque luego funcionó una cancha de tejo”, manifestó.  

El Legado del Salado 
En el año 2006 se aprobó un proyecto de extensión del Instituto Nº 129, que tenía como finalidad la difusión del patrimonio paleontológico de Junín. “El mismo llevaría el nombre del libro que estaba escribiendo -‘El Legado del Salado’-, el cual fue editado luego por la Cámara de Diputados, gracias al diputado Abel Miguel quien también apoyó actividades de esa etapa”, recordó Torreblanca. 
“Dentro de ese proyecto, junto con José María Marchetto y un grupo de alumnos, comenzamos a programar el Museo Escolar. Desde el 2004 estuvimos haciendo muestras itinerantes, talleres y jornadas, material didáctico; armando la Semana de las Ciencias con una propuesta denominada ‘Cuando los gigantes caminaban por Sáenz Peña’ con la orientación del Dr. Pasquali quien era periodista y divulgador científico especialista en paleontología. Complementábamos las actividades con visitas a la sala de Paleontología”, indicó. 
“Recordamos con mucho cariño la labor de Sonia Rovere, quien con su amabilidad y paciencia nos ayudaba a guardar algunos fósiles en el poco lugar que quedaba. Mientras tanto se iba formando un grupo de alumnos y exalumnos, amigos y familiares que ayudaban al rescate. Llegamos así a formar una Asociación de Protección del Patrimonio, obtuvimos la personería jurídica  y a través de ella se comenzaron a registrar los fósiles que tuvimos en nuestro poder”, destacó. 
Por otro lado comenzaban las gestiones con los directivos del colegio Normal y el Consejo Escolar para armar un Museo Escolar. “En 2008 nos cedieron el subsuelo del colegio que en ese momento estaba lleno de materiales de desecho e inundado y gracias al arduo trabajo del grupo se recuperó y se destinó para repositorio. Pero aún nos faltaba la sala de exposición, que -gracias a la insistencia-, por intermedio del director de ese momento, Ariel Pulido, se logró que nos dieran además la parte de arriba, el lugar que en una época habían sido los vestuarios”, exclamó.
“El Museo Escolar, oficialmente se inauguró el 10 de junio del 2010. Aún sigue funcionando, ahora en convenio como extensión del  ISFD Nº 129 y repositorio del Museo con los fósiles registrados a nombre de la Asociación. En esta etapa tuvimos el apoyo del Consejo Escolar, especialmente Alejandro Braga, que siempre asistía en las situaciones de mantenimiento de infraestructura o para concertar visitas de escuelas sin medios de movilidad”, subrayó.

Y ahora el Mumpa
El trabajo y las responsabilidades se incrementaron luego de las bajantes periódicas del río y la aparición de restos fósiles muy significativos como el cráneo del tigre diente de sable, el de un oso y del stegomastodon, que excedía la labor voluntaria y el esfuerzo particular de unos cuantos del grupo. 
“Se necesitó el apoyo municipal y gracias a la gestión y el interés del director de Turismo Luis Bortolato, a partir del 2015 se empezó a proyectar el museo municipal que uniría al Legado del Salado con la sala de paleontología del Museo Histórico creando un museo exclusivo de Paleontología. Ya desde el 2013 cuando visitaron el museo los concejales, entre ellos, Pablo Petrecca y un grupo de acompañantes, habían visto la magnitud del trabajo realizado por unos pocos voluntarios y la necesidad de prestarles atención”, expresó. 
“Es así que en 2017 Bortolato nos propuso el lugar en la Laguna, y para el 2019 ya estaba casi listo para empezar a funcionar, pero vino la pandemia y se retrasó la inauguración. Durante el 2020 se trabajó en forma virtual y el museo pasó a estar a cargo del director de cultura Javier Pironi y la coordinación del mismo por parte de José María Marchetto. El sueño de la inauguración se cumplió el domingo pasado. Y ahora comienza una nueva etapa.  No es el final de un camino, sino un nuevo comienzo, con más desafíos y con mayor participación de la comunidad a la cual pertenece el patrimonio”, concluyó.

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