Casi tan alarmante como la suba de contagios, con el Covid-19 y el confinamiento que implica llega también una ráfaga de denuncias sobre violencia intrafamiliar que no deja de inquietar a quienes monitorean la problemática. Esta semana, de hecho, la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación informó que atendió a 12.766 personas desde el inicio de la cuarentena hasta el 20 de marzo pasado, resultando el 78% de los denunciados varones que cohabitaban con sus víctimas.
“El confinamiento potenció una situación pre-pandémica que ya estaba de manera atroz arraigada en la sociedad”, define Lorena Basterrica, psicóloga especializada en familia y para quien las nuevas restricciones que impone la segunda ola “agravan los cuadros de violencia familiar ya existentes. Por eso es necesario que tanto las mujeres como los adolescentes, incluso los más chicos, tengan un acceso sencillo a los canales de denuncia. Una familia puede ser un infierno, y a veces lo más difícil de ese infierno es poder salir de él. Necesitamos que las vías donde denunciar se multipliquen en tiempos de confinamiento”.
Lo que dice la especialista lo confirma la brutalidad de los números que aporta la OVD: según sus registros, durante la cuarentena un total de 4.875 personas (54 %) concurrieron a realizar la denuncia en un contexto de situación límite y 3.933 por sentir más miedo que el habitual; mientras que solo el 5% denunció un primer episodio de violencia. Los equipos interdisciplinarios de la OVD evaluaron el riesgo de 9.096 personas afectadas -principalmente mujeres (55%) y niñas/os y adolescentes (30%)- resultando de altísimo y alto riesgo el 39 %, medio y moderado el 53% y bajo el 8%.
El vínculo más habitual con el agresor fue el de pareja o expareja (50%), seguido por el filial (34%), el fraternal (4%) y con otro familiar hasta cuarto grado de parentesco (4%), entre otros. El relevamiento que aporta la OVD detalla que la violencia psicológica fue la más presente en las evaluaciones de riesgo (97%), seguida por la física y simbólica (55%), la ambiental (35%), la económica y patrimonial (28%), la social (13%) y la sexual (10%). Además, el servicio médico de la oficina constató lesiones en 1.630 personas, de las cuales el 84% eran mujeres y niñas, mientras que el 33% tenía antecedentes de lesiones previas.
De acuerdo al informe de la OVD, de esas más de 12 mil personas que fueron atendidas a lo largo de este año, el organismo elaboró informes interdisciplinarios en 7.231 casos. Es decir, que recibieron atención por parte de equipos integrados por abogados, médicos, psicólogos y trabajadores sociales. En función de ese trabajo en conjunto, la OVD determinó que el 76% de los casos involucraron a una mujer como víctima, la mayoría de ellas adultas (60%) y un porcentaje menor (16%) niñas y adolescentes. También hubo varones que denunciaron violencia doméstica y que representan el 24% del total de las causas recibidas por la OVD. De esos varones, el 9% de ellos fueron adultos y el 15%,niños y adolescentes.
LA PEOR CARA, EL FEMICIDIO
Las cifras de la Corte Suprema se amplían y muestran la gravedad del cuadro al complementa las con aquellas que manejan otros organismos y entidades que trabajan en la problemática. El Observatorio Nacional MuMaLá, por ejemplo, determinó que casi la mitad de los femicidios cometidos entre enero y febrero de este año fueron en la provincia de Buenos Aires, donde se registraron 19 casos, seguida por Córdoba (7) y Santiago del Estero (6), en tanto que el 29 por ciento de mujeres víctimas de ese delito había denunciado a su agresor con anterioridad.
El registro de esa organización contabilizó en total en los dos primeros meses del año 47 femicidios, lo que arroja un promedio de uno cada 30 horas, que derivaron en que 55 niños, niñas y adolescentes se quedaron sin madre. De ese total, 39 fueron femicidios directos, tres vinculados de niños/varones, otros tres por de niños/varones por interposición en el hecho violento y dos vinculados de niñas/mujeres.
Además, el 17% de los femicidios fue cometido por personas de las fuerzas de seguridad (policías, militares, servicio penitenciario, ya sean activos o retirados), y en el 37% de los ataques se emplearon armas de fuego.
El Observatorio determinó que el 29% de mujeres víctimas de femicidios había denunciado a su agresor previamente, que el 19% contaba con una orden de restricción de contacto o perimetral y que 4% tenía un botón antipánico. Ejemplo de ellos fueron los casos de Úrsula Bahillo, en la ciudad bonaerense de Rojas, de Ivana Módica en Córdoba y de Guadalupe Curual en Villa La Angostura, Neuquén, quienes tuvieron como rasgo común haber pedido ayuda previa a las autoridades, aunque no fueron escuchadas y terminaron siendo asesinadas
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