Lucía, una biotecnóloga a la que el feminismo contribuyó a dar sentido a su tarea

Lucía, una biotecnóloga a la que el feminismo contribuyó a dar sentido a su tarea

La científica santiagueña Lucía Lavaisse tiene un fuerte compromiso no solo con la ciencia, sino también con el rol de las mujeres en la sociedad, por lo que desde los primeros años como becaria, cuando estudiaba biotecnología y junto con compañeras que trabajan en distintos institutos de investigación, “movilizadas por situaciones que nos atravesaban y viendo que era absolutamente necesario abordar a la ciencia desde una mirada feminista”, decidieron agruparse “bajo el nombre de Amautas Huarmis”.
De niña, en plena siesta santiagueña, jugaba a ser documentalista retratando la vida de hormigas y cuanto bicho se cruzaba y así desde temprana edad Lavaisse (34) demostraba una clara inclinación hacia las ciencias. Incluso recuerda haber roto “unos nunchaku de las tortugas ninjas” de su hermano “con el solo fin de rescatar la cadena fluorescente, que en mi imaginación era la molécula de ADN y la necesitaba para hacer unos experimentos”.
También relató que “jugaba a algo que llamaba “carrera de quemados”, que consistía en armar pequeñas bolitas de distintos materiales y ver cómo el fuego los consumía y hasta los piojos me tenían miedo, porque andaba equipada con microscopio, lupas y pinzas”.
Esta mujer, apasionada por la ciencia, trabaja y vive en Santiago del Estero, donde se autoproclama una “privilegiada” por haberse “formado en una universidad pública, estudiando la carrera que desde la adolescencia había elegido”.
“Cuando recibí el título de Licenciada en Biotecnología, volví a mi provincia y gracias a una beca doctoral otorgada por el Conicet inicié el doctorado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos”, expresó la científica que además trabaja como docente en la universidad y en el nivel Secundario.
Desde la agrupación Amautas Huarmis, contó, “asumimos la responsabilidad de dar a conocer todo aquello que fue silenciado y de lo que se prefiere no hablar, como esas prácticas patriarcales que se cuelan en cada uno de los laboratorios”.
En ese sentido, detalló que empezaron a formarse y a realizar estadísticas sobre la situación de las mujeres en las ciencias y allí surgieron datos interesantes, tales como que “a nivel mundial fuimos registrando cada premio Nobel entregado desde 1901 y, a nivel nacional, empezamos a estudiar las carreras de grado y posgrado que son elegidas por mujeres y llegamos a analizar la distribución por sexo, en cada categoría, dentro de la Carrera del Investigador Científico del Conicet y nos encontramos frente a una realidad que ameritaba poner no solo la cabeza, sino el cuerpo”.
“En nuestro país la mayoría de estudiantes tanto de grado como de posgrado y la mayoría de personas egresadas son mujeres y, a pesar de que la mayoría de investigadores son mujeres, su proporción en los niveles más altos es extremadamente pequeña, lo que demuestra que aún existe la segregación de género en el campo científico”, sostuvo.
“Considerando los Premios Nobeles en Física, Química y Medicina o Fisiología, solo el 3,7 % de estos premios han sido otorgados a mujeres; por lo tanto, no hay duda de que sigue existiendo la discriminación, la subrepresentación y la falta de reconocimiento de las científicas e ingenieras”, enfatizó.
“Con toda esa información, nos propusimos objetivos claros y acciones concretas para alcanzarlos”, indicó y añadió que “ante la urgencia de visibilizar el trabajo y la vida de grandes mujeres silenciadas o no consideradas empezamos a dictar diversas actividades destinadas a niños y adolescentes de la provincia y del país”.
Entre ellos, recordó, “los talleres “Manos a la Ciencia” y “De la verdulería al Laboratorio” ofrecían la posibilidad de aprender ciencia jugando y los concursos “Cientíchicas de mi país” permitieron establecer un contacto en forma directa con científicas argentinas”.
En 2019, concretaron su primera actividad para adultos: El “Birreando Mitos”, una suerte de café debate, pero “debido a las altas temperaturas de nuestra provincia, cambiamos la bebida caliente por algo un tanto más refrescante y agradable, y consistió en un ciclo de 6 encuentros donde cada uno fue más picante y concurrido que el anterior”.
En 2020, pandemia mediante, “continuamos con la militancia feminista en la ciencia en modo virtual, ya que participamos en jornadas de investigadores, congresos, programas de radio, vivos a través de redes sociales, las capacitaciones de la Ley Micaela para estudiantes de todas las facultades de la universidad y seguimos”, resaltó.

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