Home office: productivos y en “modo slow” para aprovechar el tiempo
NUEVOS TIEMPOS

Home office: productivos y en “modo slow” para aprovechar el tiempo

En diferentes ámbitos, emprendedores y profesionales han reinventado sus rutinas diarias llevando la exigencia laboral a un ritmo más pausado, y sumándole confort con modalidades como el teletrabajo al aire libre.

Ser ‘slow’ consiste en escuchar los ritmos internos y las necesidades para trabajar, emprender y comunicar alineados con nosotros mismos. Es ser consciente de dónde se quiere ir y diseñar acciones estratégicas en consecuencia”. 
Quien habla es la consultora Yésica Monti, coach de emprendedores que asegura que, en pandemia, muchos profesionales se han volcado a esta modalidad de trabajo. Esta corriente cultural fomenta un estilo de vida más pausado, en el que tratamos de darle a las actividades que realmente nos apasionan el relieve que merecen. 
“No consiste en cambiar nuestra vida, sino en organizarla”, sostienen los que reformularon sus dinámicas laborales a partir del parate imprevisto que impuso la cuarentena hace casi un año.
“Las máquinas están diseñadas para funcionar constantemente, las personas no. Hacemos frente a esta realidad con descansos de fin de semana, aplicaciones para meditar y vacaciones anuales, pero estos mecanismos tienen un impacto poco duradero. Para prosperar, necesitamos un enfoque más sostenible: desarrollar la capacidad para hacer pausas. Con herramientas prácticas, podemos crear nuevos hábitos o tomar decisiones de estilo de vida más significativas en cuanto a restablecernos y regenerarnos”, sostiene Robert Poynton en su libro “Pausa. No eres una lista de tareas pendientes”.
Poynton, miembro asociado de la Escuela de Negocios Saïd de la Universidad de Oxford, diseña y dirige programas de educación ejecutiva, y dedica su libro a explicar que, en la mayoría de los casos, hacer una pequeña o gran pausa consciente en el ámbito laboral -sean unas vacaciones de algunas semanas o una vuelta a la manzana-, genera incluso mayor productividad, liberando la mente para dar espacio a pensamientos creativos.
Esto es lo que les ha pasado a muchos profesionales a quienes la cuarentena les puso en un gran paréntesis el ritmo vertiginoso de trabajo que venían llevando, quizás sin cuestionárselo. La rutina tuvo que rediseñarse con modalidades virtuales: menos traslados, más tiempo en casa y más creatividad, que al liberarse permitió apostar también a actividades postergadas. Son muchos los que hoy adhieren -y pueden demostrar con hechos y cifras- que el “modo slow” es tanto o más efectivo que la anterior normalidad. ¿Llegó para quedarse?

Cambio de hábitos
Un poco con “vergüenza” y hasta con cierta culpa, Javier Tedesco (49) afirma que la cuarentena lo benefició en términos laborales… y económicos. Pasa más tiempo con su familia, y menos manejando o viajando. Considera que no gastar dinero en traslados es “un ahorro importante”. Este profesional platense, vecino de Villa Elisa, tiene tres trabajos distintos: es consultor en Marketing Estratégico y Desarrollo de Negocios, también se desempeña como gerente de marketing en una empresa, y es docente universitario en materias vinculadas con proyectos de negocios y marketing estratégico en varios centros de estudios: la UCES, la Universidad Austral, el IAG, y dos programas del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Mi trabajo consiste en dar clases o capacitaciones, en la universidad o en empresas. Eso, normalmente, yo lo hacía en un aula o en un salón de una empresa. Y hoy lo tengo que hacer directamente online” explica: “desde marzo del año pasado fui rotando por diferentes lugares de la casa, hasta que me armé mi propio espacio donde tengo la biblioteca, cerca del módem para estar bien con el wi-fi. Con el trabajo de consultoría fue un poco más difícil, porque eso implica más instancias: reuniones de trabajo, que eran con mucha gente -7 u 8 personas-, en las que se ponen en común ideas, y eso era un poco más complejo virtualmente. Pero hay una parte que no cambió prácticamente en nada que es la de trabajar en algún proyecto o desarrollar algún tipo de plan, que se hace en un escritorio. Antes lo hacía en la oficina… y ahora, en mi casa”.
“La verdad es que me da un poco de vergüenza decirlo, pero para mí adoptar esta vida fue un cambio totalmente positivo. Para llevar la que llevaba antes, viajaba muchísimo, manejaba muchísimo, cientos de kilómetros. Por ejemplo, la empresa para la que trabajo tiene sede en Chacabuco, por lo que viajaba una vez por semana ida y vuelta allá, casi siete horas arriba del auto. Por otro lado, estoy viviendo en Villa Elisa y casi toda mi actividad era en CABA; todos los días tenía que ir y venir para acá, y manejar dentro de capital, así que pasaba muchas horas sentado en el coche, con jornadas muy largas de trabajo”, evalúa.
“Para dar una clase a las ocho de la mañana en CABA tenía que salir de casa seis y media, y otras veces terminaba de dar una clase a las 22 y llegaba acá a las 23.30. Había días en que a mi hija Catalina la veía dormida cuando me iba, y la volvía a ver, también dormida, cuando llegaba; a veces eso pasaba tres días seguidos. Al poder hacer todo mi trabajo desde casa, paso mucho más tiempo con mis hijos, y estoy mucho más descansado porque no tengo que hacer todo ese trajín de manejar largas distancias. Además, mi alimentación mejoró, porque me puedo preparar comidas sanas, a diferencia de comer en muchas oportunidades en la calle”.
Esta sorpresiva pandemia ayudó a Javier, como a muchas otras personas, a replantear su forma de trabajo, siendo igual de productivos, pero con una vida mucho más “slow”. Según precisa el docente, “la verdad es que también tengo mucho mejor humor, y a nivel de costos, lo que estoy ahorrando en términos de traslados es un dinero más que importante”. Con respecto a dar clases, Javier entiende que la presencialidad es importante, porque crea otro tipo de vínculo: “obviamente, no es lo mismo estar hablándole a una pantalla que tener a las personas cerca, eso se extraña un poco, pero no sé si lo suficiente como para resignar esta vida actual y volver a lo otro... estaría bueno arribar a un formato mixto”.
Victoria Khoury también piensa que esta nueva vida laboral llegó para quedarse, o que debería ser la ideal para trabajar más a gusto y tener más tiempo para el crecimiento personal y compartir con la familia. “Trabajo en una oficina, en relación de dependencia, así que mi rutina laboral consistía en levantarme muy temprano para llegar a horario a la oficina, en La Plata. Y pasaba muchas horas fuera de mi casa. Una vez que salía del trabajo, repartía mi tiempo entre mis otras actividades y la logística familiar, así que estaba mucho arriba del auto, yendo y viniendo. De esa realidad pasé a estar todo el día dentro de mi casa. Una vez que tuve acceso al teletrabajo, si bien tenía un volumen mucho mayor de cosas para hacer, pude reacomodar mis tiempos de otra manera y acá en casa, con los chicos”, repasa acerca de los inicios de la cuarentena.
“Además de oficinista y madre, soy música. Toda la vida estudié música, y estuve vinculada a la música siempre y desde distintos lugares -estudiando, produciendo, tocando en proyectos de otros, haciendo soundtracks para proyectos de otras personas-… Y lo que me pasó con la cuarentena es que, como en 2019 yo había estado estudiando producción musical y trabajando con temas propios, tuve la loca casualidad de que mi primer trabajo propio, el EP “Desierta”, saliera publicado el mismo día que comenzó el aislamiento. Así que en 2020 lo que hice fue profundizar el trabajo que había hecho con ese EP; seguí con las clases a distancia, de producción musical y trabajando sobre otros temas, todo online, con otros músicos… algo que quiero y voy a seguir haciendo”, cuenta Victoria, que dice que pudo “conectar mucho” consigo misma y con sus hijos.
“Fue impactante porque me daba cuenta de que nunca había estado tanto tiempo compartiendo con mis hijos. Ellos son grandes, así que nos organizamos bastante bien en la casa, pero empezamos a compartir de otra manera actividades juntos, como cocinar, salir a andar en bici... a habitar la casa, sus luces, sus sombras, las cosas que no conocía porque no estaba nunca en determinados horarios. Esta modalidad ‘slow’ me hizo conectar mucho más con ellos también”, afirma.

Desconectar para reconectar
“En pandemia, muchas emprendedoras y profesionales vieron la necesidad de potenciar su visibilidad digital para que sus proyectos tuvieran mayor alcance; esto generó que el ruido online se acrecentara cada vez más, provocando agobio, frustración y estrés. Muchas consultas estaban relacionadas con la necesidad de aprender a planificar, ordenar ideas, reconectar con la esencia de los proyectos y encontrar espacios de contención, acompañamiento y claridad”, dice Yésica Monti.
“Mi gran consejo sería aprovechar estos momentos para parar y analizar hacia dónde se quiere ir con cada proyecto, sobre todo si el modelo de negocio está alineado al estilo de vida que se pretende llevar a futuro. Una vez detectado esto, ser fiel a uno mismo y elegir referentes, herramientas y formaciones con conciencia y foco”, dice la creadora de Usina Contenidos.
La comunicación y la tecnología son grandes herramientas a la hora de desempeñar tareas profesionales desde el hogar. Lo afirma también Javier Tedesco, que desde su lugar de docente ha tenido que desarrollar cursos específicos: “siempre fui bastante tecnológico, pero ahora tuve que hacer un avance tremendo porque aparecieron muchas cosas nuevas. A tal punto que el año pasado di un curso de herramientas digitales para emprendedores para el Gobierno de la Ciudad, que es un curso online, gratuito, en cinco clases asincrónicas” -el video está online de manera gratuita-; “ahí hablo de herramientas digitales para todo el proceso del emprendedor, es decir para la planificación, para la gestión del negocio, todo. Porque lo que sí es cierto es que ahora vivís con todos los dispositivos encendidos, pero con la gran diferencia de estar tranquilo y en tu casa; eso permite mayor organización y también requiere fuerza de voluntad... Al principio te pensás que todos los días son domingo, ¡pero no!, trabajar más tranquilo no quiere decir no trabajar, sino usar todas las herramientas necesarias para poder hacerlo”.

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