Consecuencias, efectos y expectativas de las personas frente a la pandemia de Covid-19
¿Qué nos trajo y qué nos deja lo vivido durante el 2020? ¿Cuáles son las expectativas ante el inicio del 2021? Muchas preguntas fueron contestadas amablemente por las especialistas Alicia Iacuzzi y Alejandra Crocinelli a diario Democracia.
Las psicólogas y psicoanalistas Alicia Iacuzzi y Alejandra Crocinelli, al ser consultadas por Democracia, han plasmado en un pantallazo general la realidad que está dejando la pandemia en los hombres y mujeres, y lo qué se puede esperar de este 2021, que ha arrancado con incertidumbres pero también con la esperanza de la vacuna y una revalorización de la salud pública y privada.
Iacuzzi, quien es miembro titular didacta de la Filial Junín de la Asociación Psicoanalítica Argentina, miembro de COWAP (Comité Internacional de Mujeres y Psicoanálisis) y del Comité Internacional Psicoanálisis y Ley, mostró un amplio escenario de lo que fue y es la humanidad frente al coronavirus y sus consecuencias.
“No cabe duda que la pandemia fue, es y será un hecho significativo en la vida de los contemporáneos – dijo Alicia Iacuzzi-. La epidemia de un virus invisible, contagioso y de comportamiento todavía no del todo esclarecido que afecta todas las latitudes de manera inédita ha sumido al mundo en un estado de emergencia del que nadie queda ni saldrá indemne. De repente una realidad amenazante se nos impuso, nos tomó por sorpresa, generándonos perplejidad y zozobra. Afectará a corto, mediano y largo plazo tanto a niños, adolescentes, adultos, adultos mayores y aquellos a los que se les va acabando el tiempo”.
Miedo e incertidumbre
Respecto a las consecuencias en las personas, la psicóloga y psicoanalista Iacuzzi sostiene que “en la mayoría coexiste el miedo a la enfermedad y las titubeos respecto al por-venir en todas las áreas de nuestra vida. La incertidumbre es la particularidad de esta época. Nos pesa no poder proyectar demasiado, vacilamos al tomar decisiones porque no hay garantías, lo económico ha perdido más claridad aún, sumiéndonos en inseguridades múltiples”.
Respecto al impacto, la apreciación de Crocinelli fue similar a la de Alicia Iacuzzi. “El impacto inicial de la pandemia fue muy fuerte, la gran mayoría de nosotros no sabía a lo que se enfrentaba. El desconocimiento de una realidad que se impone como nueva y amenazadora genera diferentes tipos de respuestas en cada uno de nosotros, por lo general condicionadas por ciertas disposiciones emocionales subjetivas, ansiedades, miedos, negativismo, etc.”,
Para Iacuzzi esta experiencia inédita para nuestra generación ha requerido “esfuerzos adaptarnos a las restricciones, a los protocolos, a la distancia social, al confinamiento, a los reconfinamientos, etc.”.
“ Hemos tenido que incorporar palabras que no eran habituales en nuestro repertorio lingüístico cotidiano: anticuerpos, rebrotes, primera ola, segunda ola, “burbujas sociales”… y tantas otras”, afirmó, para luego señalar que “los parámetros que regían y ordenaban nuestras vidas (ir a la escuela, a trabajar, etc.) que funcionaban –para bien o para mal- como sostenes de las sociedades contemporáneas se han visto dolorosamente puestos en jaque. Se han dañado o roto las tramas psíquicas, simbólicas, familiares, de la vida social a la que estábamos habituados”.
Los efectos
Iacuzzi sostiene que “al compás de lo imprevisto, lo incierto del virus y la pandemia, la crisis sanitaria, las medidas restrictivas y la amenaza permanente trajo aparejado efectos emocionales se han hecho sentir, aún se hacen sentir y se harán sentir en la especie humana. Cada uno fue transitando por diversos estados que los fue eclipsando. Algunos están confundidos, cansados, frustrados, se quejan y lamentan. Se ha hecho habitual el hartazgo, apatía, desánimo, sentimiento de indefensión, sentirse angustiado, triste, ansioso, atormentado, irritable, exasperado, enojado, desencantado, desorganizado y/o deprimido. En otros emergieron trastornos del sueño, impulsiones, adicciones, suicidios. También afloraron el miedo a sufrir, a las secuelas en los que padecieron COVID-19, a morir en soledad, a la pérdida de seres cercanos. Sintiéndose amenazado por el desasosiego, el desconcierto y la desesperación por vivencias de ‘tiempos muertos’ aunado al estrés social, puede acaecer la rebeldía-a veces absurda-como ecos de la dificultad para internamente negociar entre el resentimiento y la nostalgia, el deseo y el miedo”.
Alicia Iacuzzi señaló que además de todo lo descripto anteriormente, la pandemia también ha golpeado con aumento de la pobreza y la marginalidad, nuevas formas de ilícitos y delincuencia, las violencias feminicidas y femicidas, etc.
“Tampoco se puede dejar de considerar el impacto psicológico en las personas contagiadas y el Burnout en los trabajadores de salud que están en la primera línea poniéndoles el cuerpo a los pacientes que contrajeron COVID-19”, destacó.
Aprender de la experiencia
Alejandra Crocinelli, licenciada en Psicología y Psicoanalista, reflexionó sobre qué nos deja esta experiencia y cuál era el consejo en general para la gente sobre la actitud que debe tomar frente a este 2021 incierto.
“Hemos transitado un año en pandemia y esto nos da a cada uno, una experiencia vivida. Significa que no nos paramos frente al 2021, de la misma manera ante la realidad del virus Covid-19. Mirándolo de este modo pienso que ya no es tan incierto este año. La existencia de la vacuna, es una esperanza de inmunidad frente a este virus”, confió.
“Considero que la población el general está más preparada, por el aprendizaje de su propia experiencia, en afrontar este nuevo año de pandemia.
Adaptación
Alejandra Crocinelli, a la pregunta si nuestra mente se podía adaptar a la nueva “normalidad” con barbijos, carencias de abrazos y distanciamiento social reflexionó: “Se me ocurre pensar que cada uno a su manera va encontrando como vivir en esta ‘nueva normalidad’. Y no todos lo haremos de la misma forma, los tiempos de asimilación son subjetivos, por lo tanto las respuestas también lo serán”.
“Cuidarse, cuidarnos …es lo que se escucha como consejo global, sin embargo pasar a la práctica no resulta ni tan sencillo ni tan eficaz. Pienso que el distanciamiento social, es lo difícil de aceptar y respetar en el largo plazo, necesitamos de nuestros afectos de nuestros encuentros con familia, amigos. Aprender hacerlo de forma más cuidada, más responsablemente, creo que ese es nuestro desafío personal”, dijo.
Y queda pendiente una cuestión nada menor, si tenemos en cuenta que estamos en tiempos de pandemia, y es ¿qué pasa con aquellos que se resisten a cumplir las reglas?
Crocinelli respondió: “Siempre están, los que se resisten a cumplir las reglas, los que establecen sus propias reglas, los que adaptan las reglas a sus conveniencias y por hacer una lista breve, que sería mucho más extensa, los que la acatan con obediencia. Lo que se desprende de esto es que siempre y cualquiera sea nuestra elección de respuesta frente a una realidad concreta, como la Covid-19, tendrá consecuencias”.
Hoy en una sociedad mucho más desarrollada en su individualismo, acostumbrada al “bienestar del consumo” parece menos conmovida ante un hecho de “cuidado social”.
PostPandemia
Para Alicia Iacuzzi, resulta difícil saber cuál será el escenario post Covid-19 por-venir… “Básicamente habrá que hacer un trabajo de reconstrucción (de los cuerpos afectados por el SARS-CoV-2, del cuerpo social, de las instituciones todas, etc.)”, dijo.
“El haber tenido que transitar el coronavirus debería conducir a reposicionar la Salud Pública, a construir consensos para la recuperación de los lazos sociales, recomponer las configuraciones de las relaciones vinculares, aspirando a nuevos/otros estados de bienestar. Teniendo en cuenta que se pronostican otras letales “pandemias intermitentes” los ciudadanos tienen que asumir el compromiso de fundar otro contrato social sostenido en los Derechos Humanos, el bien común y la solidaridad”, propuso.
En este punto, la psicóloga y psicoanalista destacó que “con una paciente tolerancia a la espera, el desarrollo de las vacunas son un horizonte esperanzador”.
Perspectivas y escenarios
Iacuzzi visualiza que “ya se concibe que hay dos pandemias: una biológica y otra psicológica entendida como la reacción subjetiva frente a la epidemia biológica. La pandemia afecta y afectará la salud mental de las personas. El umbral de tolerancia de cada quien a un cúmulo de factores estresores con la prolongación de este presente difícil difiere, trayendo correlatos singulares”.
“Frente a las necesidades de orden general que surgen del SARS-CoV-2 no puede primar el individualismo. El llamamiento a cuidarnos, la esperanza que de alguna manera se pueda construir un futuro va más allá de lo personal-individual. El sentido común indicaría que la expresión “nueva normalidad” con otras de rutinas organizadoras, sobrevivir-conjuntamente con inéditos parámetros en las relaciones con los otros-se basa en construir con otros proyectos colectivos, comunitarios”, manifestó.
“Como las personas somos muy diversas, los riesgos son desiguales y los estados de ánimo también. Todos y cada uno de nosotros con diferentes roles somos importantes si no renunciamos a la insensibilidad, la responsabilidad subjetiva y la solidaridad con nuestros semejantes”, dijo Iacuzzi.
Secuelas
Para Iacuzzi, la situación posterior al shock pandémico puede generar escenarios con secuelas no deseables. “Pasado lo peor de la crisis, habría que repensar como sociedad la vida que queremos llevar en adelante apuntando a la construcción de quizás otros tipos de los lazos sociales. Para ello hay que ir sincerándose respecto a qué lugar ocupa el otro en nuestra subjetividad para no precipitar el riesgo de gestar individualismos post-pandemia como eco del trauma colectivo vivido durante la epidemia”, dijo.
Los psicoanalistas
Alicia Iacuzzi también se refirió a los psicoanalistas y el abordaje a las problemáticas actuales que se presentan: “Inmersos en una realidad compleja los psicoanalistas hemos tenido que derribar el mito de una labor dentro de un consultorio, adquiriendo nuestras herramientas un rol indispensable, imprescindible en el epicentro de la pandemia para humanizar el desvalimiento y la vulnerabilidad que está viviendo– con matices similares y diferenciales-la humanidad toda. A mí entender la escucha personalizada y el abordaje personalizante de la fragilidad humana tiene que atender la salud mental de la gente en todos los sitios: trabajo, colegios, centros sociales, etc., conquistando un posicionamiento público para mitigar el eventual impacto no deseable en la salud mental comunitaria”, explicó.
“El complejo mundo de hoy nos enfrenta a numerosas situaciones problemáticas y conflictividades con serias repercusiones en el campo de la salud mental comunitaria. Concibiendo que la constitución del sujeto es de por sí un hecho sociocultural, hace unos años que la Filial Junín de la Asociación Psicoanalítica Argentina conjuntamente con diferentes instituciones de Junín y la zona viene desarrollando el ciclo “Freud en la comunidad” contemplando el abordaje de emergentes epocales, temas actuales que impactan en el psiquismo. En la situación de crisis que atravesamos el compromiso institucional estuvo centrado en profundizar y ampliar la red de contención del Programa ‘Cuidar a los que cuidan’”, concluyó.