Llevamos meses escuchando a las autoridades sanitarias decir que la higiene, la distancia social y el uso de mascarillas son las medidas más eficaces para evitar contagios por coronavirus. Sin embargo, por mucho que lo hayamos escuchado, no somos conscientes de hasta dónde llega esa eficacia.
La revista científica The Lancet ha publicado un extenso estudio sobre los efectos que la distancia interpersonal, el uso de mascarillas y el de pantallas de protección ocular tienen la transmisión de virus, tanto en entornos de atención médica como no médica. Los resultados son reveladores, esperanzadores y animan a continuar con estas medidas.
Del estudio Distancia física, mascarillas y la protección de ojos para prevenir el COVID-19 se desprende que adoptar estas medidas podría ser la mejor manera de reducir los riesgos de contagio.
La investigación, la más completa realizada hasta ahora por un grupo de expertos internacionales encabezados por la Universidad McMaster (Canadá), advierte que estas medidas pueden ayudar a frenar la expansión del virus, pero “no brindan protección completa contra el contagio”.
Según los investigadores, que terminaron este trabajo el 3 de mayo, mantener una distancia física de más de un metro con una persona infectada hace que el riesgo de contagio pase de casi un 13% a menos de un 3%. Y esta cifra se reduce a medida que aumenta la distancia interpersonal. El estudio apunta que situándose a tres metros, la probabilidad de infección se reduce hasta la mitad (1,4%).
El uso de mascarillas es igualmente eficaz. Las probabilidades de contagio pasan de más del 17% cuando no se lleva, al 3,1% si se usa. Usar pantallas de protección ocular bajan estas probabilidades al 5,5%.
Al combinarlas todas, las posibilidades de contagio siguen reduciéndose aunque nunca se puede perder la perspectiva: el riesgo 0 no existe.
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