Los padres del niño de 4 años que fue asesinado el jueves pasado en Puerto Deseado, Santa Cruz, al ser atacado por dos hombres que además violaron a su madre, participaron ayer en la localidad salteña de Rosario de la Frontera de una misa y la inhumación de los restos de su hijo, a la cual asistieron centenares de personas, entre ellas amigos y vecinos.
Cerca de las 14, los restos del pequeño arribaron a la iglesia Nuestra Señora del Rosario, de esa localidad salteña de la cual es oriunda su familia, y fue recibido con aplausos por cientos de vecinos que se apostaron en la plaza principal del pueblo.
El padre, José Jiménez, quien ofició una misa de cuerpo presente, pidió a la población acompañar a la familia y se preguntó, ante “la partida tan prematura e inesperada, dolorosa y trágica, qué palabra decir de consuelo para iluminar esta circunstancia”.
El cura indicó que un hecho tan trágico parece “sin sentido” ante “los ojos humanos” y agregó: “Parece que nos acercamos a un abismo infinito oscuro en el que no hay respuesta. Una vida que recién comenzaba, de golpe truncada”.
Los restos de la víctima arribaron al aeropuerto internacional Martín Miguel de Güemes, de la capital salteña, pasadas las 11, luego de que anoche llegaran a la provincia su madre, su padre y sus hermanos.
El cuerpo fue recibido por personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y luego partió en el auto de una funeraria rumbo a Rosario de la Frontera, que está a 175 kilómetros al sur de la capital provincial.
Al pasar por la localidad de San José de Metán, unos 40 kilómetros antes de Rosario de la Frontera, cientos de personas saludaron.
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