Luego de la condena a 43 años de prisión que impuso la Justicia mendocina, al cura Nicola Corradi (83) lo espera un nuevo proceso: la fiscal platense Cecilia Corfield, quien avanza en una investigación por abusos contra menores en la filial local del Instituto Próvolo, pidió al Tribunal Penal de Mendoza que acelere los procedimientos para indagar al sacerdote en su despacho de la capital bonaerense.
El proceso abierto en La Plata es una derivación del escándalo de Mendoza, que terminó ayer con la condena a Corradi; de Horacio Corbacho (59), a 45 años y a Armando Gómez (49) a 18 años de cárcel por abusos sexuales a 20 menores del internado que funcionaba en la ciudad cuyana.
Cuando se inició el proceso en Mendoza, la Justicia platense también recibió denuncias de presuntos abusos a menores registrados en la sede de 25 y 47. Y en abril de este año solicitó la detención de ese cura y de Eliseo Pirmati, otro sacerdote que ahora está alojado en un asilo en Verona, Italia. Corfield comenzó el trámite de extradición con ese país, para concretar su traslado. Según dijeron fuentes judiciales, el procedimiento está “demorado” porque Italia rechazó el reclamo judicial por “cuestiones formales” que tendrían como objetivo dilatar el proceso.
Ahora que terminó el juicio contra los acusados de la sede mendocina, la fiscal insistirá con el pedido para que se presente Corradi en La Plata.
De acuerdo con el expediente que instruye Corfield, los episodios de abuso contra alumnos sordomudos en la capital bonaerense tuvieron una “inusitada violencia que nada la distingue de la aplicación de tormentos e imposición de torturas”.
Corradi está imputado en esta ciudad de los delitos de abuso sexual simple agravado por su condición de ministro del culto católico y encargado de la guarda, reiterado en al menos tres casos. Y abuso sexual con acceso carnal contra otras cinco víctimas, en condición de partícipe necesario.
TRAS LA CONDENA
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