Fingida libertad
Renunciar al sufrimiento
La libertad en sentido amplio es la capacidad de la consciencia para pensar y actuar según nuestros valores, criterios y propia voluntad. Suena hermoso ! Somos adictos a la libertad, ¿pero cuánto conocemos nuestros valores? ¿Cuánto poder de auto indagación tenemos para conocernos? No existe libertad sin autoconocimiento ni libertad sin responsabilidad.
Mis valores son los encargados de orientar y direccionar mis acciones deseando hacer lo correcto. Los valores me definen como persona y actuamos en integridad con ellos, es decir, expreso lo que pienso y hago lo que siento en sintonía con lo que pienso. Esto se llama “vivir en coherencia” dándonos paz y libertad que nos humaniza a través del bienestar emocional. Es ser fiel a nosotros, elegir conscientemente la manera en que queremos vivir, disfrutar, hacer y dejar de hacer, siendo nuestro derecho y obligación conocer nuestra libertad.
Y resulta, que nuestra inmadurez emocional, se debe a las creencias con respecto al amor que nos han impregnado llenas de sufrimiento y falta de independencia. Creemos ser libres, pero no sabemos estar solos, buscamos el amor eterno, seguridad y felicidad en el otro, callamos y somos sumisos para ser aceptados, evitando el abandono y rechazo, somos celosos, controladores, desarrollamos comportamientos posesivos y nos volvemos obsesivos ante la posibilidad de una ruptura o pérdida, inmersos en miedos y apego, poniendo en riesgo nuestra salud mental.
Por eso, si vivimos desde el apego, estamos perdiendo nuestra libertad, estamos negociando nuestros valores, dignidad, viviendo con terror de perder aquello que deseamos, convirtiéndose en imprescindible para nuestra vida sin poder renunciar a ello. El apego enferma, desgasta, incapacita, somete, deprime, estresa ¿para qué necesitas lo que crees necesitar? ¿Qué tan libre te estás sintiendo ahora?
La libertad aparece en uno cuando nos conocemos en amor propio y va creciendo a medida que aprendemos quiénes somos y como queremos ser, aprendiendo a adaptarnos a los cambios, a aceptar lo que nos ocurre, a ser capaces de renunciar al deseo que nos hace daño mental o físico, a transformarnos, a soñar, conectarnos con nuestro propósito y con la capacidad de autocontrol. Es imposible vivir en libertad sin amor, y amarse, es liberar al otro.
(*) Coach educativo, Neurosicoeducadora, Coach Emocional
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