El Tribunal Oral Criminal N° 1 de La Matanza impuso ayer una de las mayores penas para un violador en la historia de ese departamento judicial y condenó a 40 años de prisión Oscar Ríos por los abusos contra su hijastra.
Entre 2002 y 2007, Lihuén fue violada sistemáticamente por su padrastro. Cuando tenía 17 años, huyó de su casa porque su madre no creía que el hombre que trajo a vivir a su casa había abusado reiteradamente de ella. Meses después, denunció al agresor sexual.
Se hacía llamar pai Oscar porque con su pareja, madre de la víctima, cobraban por adivinar el futuro a los vecinos del barrio. Cuando Lihuén huyó de su casa y logró hacer la primera denuncia contra Ríos, el imputado escapó y permaneció prófugo durante casi diez años. En octubre de 2017, uno de los familiares de la chica lo vio cuando caminaba por Arrieta, la calle comercial de San Justo, y entonces el pai Oscar fue detenido por la Policía.
Luego de escuchar el relato de la víctima, los jueces Andrea Schiebeler, Alfredo Drocchi y Matías Rouco consideraron a Ríos responsable de “abuso sexual agravado por haber sido cometido contra una menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con la misma, en concurso con promoción de la corrupción de menores”.
Durante el juicio, la acusación estuvo a cargo del fiscal Daniel Sueiro, quien solicitó que Ríos sea condenado a 50 años de prisión, la máxima pena contemplada por la ley argentina.
Al fundar la sentencia de 40 años de cárcel contra el pai Oscar, los magistrados tuvieron en cuenta el informe de las psicólogas y psiquiatras que revisaron a la víctima.
Durante el debate quedó expuesta la extrema violencia intrafamiliar que favoreció los abusos sufridos por la víctima.
ESTABA PRÓFUGO
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