Cuando los jueces dieron el veredicto, no le invadió el odio y la sed de venganza. Más allá de que consideró que una parte del fallo fue injusto, sintió paz y pensó en su hija Paulina, asesinada el 26 de febrero de 2006 en Tucumán.
“Se me apareció su imagen, su valentía por encima de la cobardía de los que la mataron y quisieron que su asesinato quedara impune”, dice Lebbos.
La polémica del veredicto, en una jornada que duró casi 14 horas, fue la absolución de Roberto Gómez, el único acusado de haber participado directamente en el secuestro y crimen de Paulina.
A 13 años del asesinato, y después de un largo debate oral que duró más de un año, los jueces de la Sala III de los Tribunales de Tucumán, Rafael Macorito, Carlos Caramuti y Dante Ibáñez, resolvieron condenar a cuatro de los imputados por los delitos de encubrimiento y falsificación de instrumento público: le dieron seis años al ex secretario de Seguridad, Eduardo Oscar Di Lella (además de diez años de inhabilitación para ejercer cargos públicos); seis años para el ex jefe de Policía, Hugo Sánchez (diez años de inhabilitación) y cinco años y seis meses de prisión para Nicolás Barrera, ex subjefe de la Policía tucumana (inhabilitación por nueve años), y cinco años para el ex jefe de la Unidad Regional Norte, Héctor Rubén Brito (inhabilitación por ocho años). Al ex policía Hugo Waldino Rodríguez lo condenaron a tres años de prisión de ejecución condicional. Salvo Rodríguez, todos ellos se fueron esposados.
Pero absolvieron al ex electricista Gómez, que había sido acusado de ser partícipe secundario en la privación ilegítima de la libertad y posterior asesinato de Paulina.
Es decir, para la Justicia hasta ahora no hay ningún responsable identificado del secuestro y el crimen de Paulina.
“Había pruebas en su contra”, dice Lebbos
“Estamos conformes con el fallo porque cayeron hombres que antes eran intocables. Estamos orgullosos de haber acompañado a Alberto. Ver a ex funcionarios y a ex policías salir esposados nos genera una sensación de justicia, sobre todo para un juicio que no iba a hacerse y en medio de un proceso plagado de irregularidades, desde pruebas borradas hasta testigos inventados y amenazas, lo que vivimos hoy fue histórico e impensado”, dice Matías Bagnatto, sobreviviente de La Masacre de Flores, integrante del Observatorio de Víctimas de Delitos, presente en el veredicto.
Gómez, ex electricista, fue uno de los hombres clave del caso. Los jueces creen que fue coautor del crimen y que además encubre a otro de los autores. Al igual que con los otros condenados, están probados sus vínculos con el ex gobernador José Alperovich. Y trabajó en la comuna de San Andrés con un contrato de gobernación. “Él actuó directamente, pero calla porque no lo hizo solo, protege al poder; acá hay una asociación ilícita”, acusa Lebbos.
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