Delfina Carle tiene 17 años y hace 4 años tuvo que enfrentar una dura enfermedad. A causa de la anorexia, llegó a pesar 35 kilos. Hace unos días, la adolescente se animó a mostrar fotos de la época más difícil de su vida en Twitter, y el posteo se volvió viral.
"No me veía gorda. Me daba cuenta de que estaba muy flaquita, pero me decía a mí misma: '¿A ver si podés estar más flaca?', contó la joven en su entrevista con Infobae.
Hoy recién me animo a mostrarlas,y con orgullo.Prefiero estar así y no como 4 años atrás (💪🤞) pic.twitter.com/y9Rsb6PqTh
— Del (@DelfiCarle) 23 de febrero de 2019
La joven empezó con la enfermedad a los 13 años y a causa de su cuadro la trasladaron de Dairoux, su ciudad natal, hacia Buenos Aires. "Apenas recibieron los resultados de los análisis, los médicos me dijeron: 'Te vas a quedar internada. Estás con muy bajo peso, no te podemos dejar salir, no podés ni caminar'", contó, reconociendo lo devastador que fue escuchar por primera vez la palabra “anorexia”.
"En el hospital empecé a buscar 'anorexia' en internet y encontré páginas de chicas que incentivaban a dejar de comer. Entonces me rebelé: pensaba 'si soy anoréxica esto es lo que tengo que hacer, sino no lo soy'". La joven dejó de comer y en pocos días llegó a pesar 35 kilos: "Me llevaban al baño en silla de ruedas".
Porque se negaba a comer, le colocaron una sonda para alimentarla. "Una madrugada me desperté desesperada, no podía respirar. Pensé: 'Bueno, hasta acá llegué'", contó Delfina. La sonda se había doblado y el líquido se había ido a los pulmones. "Me la sacaron. Me acuerdo que hablaba y me salía sangre de la garganta, de la nariz. Recién ahí, con tal de que no me la volvieran a poner, dije: 'Les prometo que voy a comer'", recordó.
Una vez que estuvo estable, fue dada de alta. Pero la anorexia es una enfermedad con la que se sigue luchando. "Empecé a tomar laxantes porque sentía que tenía que sacarme todo de adentro, aunque hubiera comido una galletita. Si el prospecto decía 20 gotas yo tomaba 60. Al principio mi mamá me vigilaba cuando tomaba las pastillas psiquiátricas, pero cuando dejó de hacerlo empecé a tirarlas. Simulaba que comía, pero apenas mis padres se distraían me escondía la comida en la bombacha o en pantalones anchos, tipo babucha", contó a Infobae.
"Cuando iba a la nutricionista tomaba mucha agua para pesar más. O me llenaba de anillos, relojes y pulseras para que no notaran que había vuelto a bajar de peso", recordó.
Sus recaídas estaban acompañadas por "un dolor enorme en el pecho. Me quería morir, pensaba: 'No sirvo para nada, estoy haciéndole mal a todos, ¿para qué quiero estar acá si sólo traigo problemas? Quería no estar más, morirme para que todos esos pensamientos me dejaran en paz", contó.
"Me da pena todo lo que me perdí: ya no me importaba estudiar, tener novio, salir, tener amigas, nada", reconoció la muchacha.
El camino de la recuperación fue transitándose de a poco. "Yo era muy cerrada. Me criticaban y agachaba la cabeza y me iba. Empecé a enfrentar lo que me pasaba, a pedir ayuda. Dejé de encerrarme y, en vez de buscar información en internet para ver cómo estar peor, empecé a buscar cómo estar mejor. Antes, el 90 por ciento del día pensaba en comida, el otro 10 en dormir. Ahora cuando vienen esos pensamientos salgo, tomo mate, leo, pinto, escucho música, voy a terapia, llamo a alguien que me quiere", explicó.
"En el centro de rehabilitación vi a una chica de treinta y pico que estaba mal, al borde de la muerte, como había estado yo. Pero estaba embrazada. Decía que quería tener a su bebé, que eso la iba a salvar. La verdad es que las otras personas te pueden ayudar mucho, pero la única que te puede salvar sos vos misma", contó Delfina.
La repercusión del tuit que publicó fue enorme. Tuvo más de 177 mil likes, 12 mil retuits y 3.700 comentarios. La mayoría son mensajes de aliento, otros tantos pedidos de ayuda. No faltaron famosas, como Paula Chaves y Jimena Barón, que le mandaron sus halagos.
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