Un efecto llamado Google

La investigadora Betsy Sparrow veía la película “Gaslight” (1994) y se preguntó quién era la actriz que hacía el papel de la mucama. Para descubrirlo lo googleó. En esa ocasión, su habitual comportamiento le despertó una curiosidad: antes de Internet, ¿cómo respondíamos estas preguntas? Según la experta, autora del estudio “Los efectos de Google en la memoria”, solíamos recurrir a los amigos: alguien que supiera todo sobre fútbol o sobre el clima o de presidentes o de películas. La gente sabía a quién preguntarle. Con la aparición de los motores de búsqueda como Google y las bases de datos en Internet cambió el destinatario de la pregunta. Ahora son máquinas las que nos sacan de apuro cuando los recuerdos nos abandonan y se han convertido en una especie de “memoria externa” de nuestro cerebro. Al menos, eso es lo que asegura el estudio publicado en la revista Science que revela que hemos perdido la capacidad de retener pero ganado en habilidad de búsqueda.
El estudio sugiere que la población comenzó a utilizar Internet como su “banco personal de datos”, conocido como el “efecto Google”, y las computadoras y los motores de búsqueda online se convirtieron en una especie de sistema de “memoria externo” al que puede accederse a voluntad del usuario y al que la memoria humana se está adaptando. Según Sparrow, no le sorprendió constatar que cada vez más personas no memoricen datos porque confían en que pueden conseguirlos, sino su habilidad para encontrarlos. “Somos realmente eficientes”, asegura. Utilizar los buscadores de Internet “no significa que nos estamos volviendo menos inteligentes, sino que nos estamos haciendo más refinados para encontrar información”.

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