Una mentira que no pudo sostener
Nahuel David López, changarín, de 21 años de edad, había comenzado a salir a mediados del año pasado con M., una joven de nacionalidad peruana de su misma edad, estudiante en una universidad de la zona oeste. “Muy pegados el uno con el otro”, dice alguien que conoce bien a López en su barrio: “Siempre hablaba de la piba”. Nahuel había pasado la mayor parte de los últimos días de la semana pasada en su casa de la zona de Mariano Acosta, iba y venía, mientras su novia se iba a estudiar.
Al poco tiempo, M. no pudo evitar sorprenderse. El chico en la tele se parecía, el chico en el video de cámara de seguridad viralizado a través de miles de teléfonos celulares que sometía a una chica de 12 años que intentaba fugarse a la luz de un poste en una calle desierta de Marcos Paz se parecía.
—Nahuel, se parece a vos— le dijo M. a su novio, sin confrontarlo, un poco inocente, con su cara en el televisor, en un programa de noticias.
—Jajaja, nada que ver— relativizó el joven, un poco nervioso, como buscando pasar a otro tema.
Pocos días después la charla entre ambos sería otra: M. visitó a López en la comisaría de Marcos Paz donde estaba detenido luego de que la Policía Bonaerense lo arrestara el viernes por la noche por orden del fiscal Pedro Illanes, titular de la UFI N°3 de Mercedes. Un llamado de un vecino al 911 había alertado que el joven estaba en casa de su novia luego de que el video de la cámara de seguridad fuese viralizado por la DDI de la jurisdicción: el dato sirvió para que la Bonaerense individualice a López después de que acompañara a M. a tomar el tren para ir a su facultad poco antes de caer. Habría reconocido la violación ante policías cuando lo capturaron en casa de la joven.
El delito por el que Nahuel estaba encerrado es aberrante: abuso sexual agravado por acceso carnal. La chica en el video, de apenas doce años de edad, es su presunta víctima, que acusó a López de raptarla, violarla y robarle el celular que fue encontrado este fin de semana en un terreno cercano a la casa de la familia del changarín. La mano izquierda de Nahuel también lo delataba, con un moretón compatible con una mordedura.
En la comisaría, en la visita, Nahuel le dijo a su novia: “Perdoname por lo que hice. Necesito tratamiento, necesito ayuda”.
Al día siguiente de su visita a la comisaría, M. declaró como testigo en la UFI N°3: contó su encuentro con su novio tras las rejas, la risa incómoda de López al verse él mismo en la tele. Contó también que Nahuel se había quedado en su casa el mismo día que ocurrió la violación. Dijo, al final, que todo esto era una sorpresa, que Nahuel, en todos sus meses de relación, nunca había sido violento con ella.