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CUIDADO DEL AMBIENTE Y CUERPO SALUDABLE

Damián Pettovello: “A partir de un suelo sano podemos tener un organismo sano”

El ingeniero agrónomo y educador en agroecología linqueño asegura que el motor de su trabajo parte de la famosa cita de Hipócrates: “Que el alimento sea tu medicina y que la medicina sea tu alimento”.

Damián Pettovello es ingeniero agrónomo y junto a su socio, Facundo Alvira, creó la organización Tekoporâ. Ambos dan charlas en universidades de distintas ciudades, a estudiantes y colegas, trabajan en educación agroecológica y en el desarrollo de proyectos de este tipo. 
Hace poco más de un mes, Pettovello mantuvo una reunión con los miembros de la comisión de Medio Ambiente del Honorable Concejo Deliberante de Lincoln para discutir y acercar herramientas a los legisladores para que trabajen en una ordenanza que regule la utilización de agroquímicos en el distrito. 
En diálogo con Democracia, el ingeniero agrónomo compartió su lectura de la problemática actual y del compromiso social que hace falta para revertirla.
- ¿Qué lo impulsó a mantener una reunión con los concejales de los distintos bloques políticos para abordar la problemática de agrotóxicos?
- Me reuní con los tres bloques porque personalmente me moviliza el tema de la salud, la alimentación sana y saludable. El proyecto ahora se está tratando en la comisión de Medio Ambiente. Anteriormente había otro proyecto que, a mi criterio, tenía cosas aberrantes, entonces, como ciudadano y como ingeniero agrónomo no podía no expresar mi disidencia. El proyecto era muy abierto a distintas interpretaciones y estaba incompleto.Entre otras cuestiones decía que “se puede pulverizar a diez metros de una escuela o de una casa”, primero que no se debería pulverizar pero si se va a hacer se tienen que tomar recaudos y a diez metros a mí nadie me va a poder demostrar que no haya riesgo. Sobre todo porque hay cuestiones ambientales que no se manejan: una ráfaga de viento, la temperatura puede cambiar, por más que el pronóstico del tiempo diga una cosa, puede cambiar, el viento puede cambiar de dirección y son factores que no podemos controlar. 

- ¿Hay conciencia social acerca del daño que provocan los agroquímicos?
- El desafío principal es que tenemos que generar conciencia porque a la gente, con tal de ganar dinero, no le importa que las consecuencias las pague otro. El problema que tenemos es social y cultural. En Lincoln el aire está contaminado, el agua está contaminada, lo que pasa es que nadie quiere poner la firma en los análisis. Hay que partir de la base del compromiso social, del respeto ambiental. 

- La problemática no solo afecta a familias que viven en zonas rurales, nos afecta a todos.
- Todo lo que digo es a título personal, tomo posición ante las cosas porque considero que esto nos involucra a todos. El compromiso de la sociedad tiene que ser total, porque si yo, como ciudadano, veo que están pulverizando en un sitio que no corresponde, tengo que denunciarlo. Esto es serio, no es una broma. Hay que cuidar el agua, la salud del pueblo, la alimentación. Ya lo dijo Hipócrates, el padre de la medicina occidental, “que el alimento sea tu medicina y que la medicina sea tu alimento”. Si vos estás produciendo con tóxicos tu alimento, ya no es alimento. El tema es complejo, está motivado por el dinero y eso lo justifica todo. No afecta solamente a las familias que viven en zonas rurales, afecta a todos, el arbolado público de Lincoln presenta sintomatología de toxicidad, me hago cargo de lo que digo porque lo tengo documentado. Muchos no pueden comprar agua y toman de la canilla, o del pozo, entonces, ¿Dónde está nuestro compromiso con esa gente? Falta ética y moral.

- ¿Considera que hay falta de acceso a la información certera?
- Nosotros trabajamos en educación agroecológica, tratamos de generar conciencia, vamos de a poco. Algunos trabajamos a conciencia y eso está impregnándose en la sociedad pero hay que trabajar para que lo hagan todos. Desde la agroecología hay que tener una visión del todo, se tiene que analizar no solo lo ambiental/ecológico, lo social, sino también lo económico. Tiene que ser financieramente posible pero también tiene que arraigarse sobre lo cultural, sobre nuestros temas políticos no partidarios. Tenemos que comprometernos y nutrir de información a los legisladores para darles las herramientas y que tomen las decisiones de la mejor forma posible. Vos acá hablás de agroecología y se quieren matar porque se creen que vos no les permitís ganar plata. 

- Hay como una grieta entre los que consideran que el uso de agrotóxicos es nocivo y los que desconfían de los estudios científicos que lo comprueban
- Es que, precisamente, uno de los grandes problemas es que haya dos lados, tenemos que estar todos de un solo lado. Cuando tocás intereses económicos se genera toda una movida para destruirte. Simplemente por tratar de solucionar y plantear algo distinto la gente con intereses económicos va a decir “no pasa nada”, pero hay datos científicos que indican que hay residuos de pesticidas por todos lados. En vez de analizar el por qué hay que ir y destruir al otro. Esto no es una guerra. 

- ¿Cómo hacemos para saber que las verduras que comemos están libres de químicos?
- Este cambio de paradigma, para tomar impulso, necesita empezar por el consumidor. Cuando el consumidor busque saber no solo lo que pone en su plato sino cómo se produce, ahí se va a cambiar. En principio hay que buscar gente que trabaje en huertos urbanos, periurbanos y tenemos que involucrarnos, como consumidores, y en vez de comprar en el supermercado tendremos que movernos un poco más y ver quién está produciendo sin agroquímicos. Todo es un negocio, después se meten en el medio las certificadoras de orgánicos y de algo que debiera estar al alcance de todos hacen que sea solo para un grupo selecto que puede pagarlo. A partir de un suelo sano podemos tener un organismo sano, tenemos que involucrarnos, dejar de esperar que nos den y salir a buscarlo, comprarlo y apoyarlo.

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