La colombiana Isabella Hellman y el británico Lewis Bennet se fueron de luna de miel a las paradisíacas playas de Bahamas. Pero algo sucedió. En medio del viaje por el Caribe, el flamante esposo llamó a la Guardia Costera porque su mujer se había caído al mar en un accidente y no la encontraba. Nueve meses después, el FBI dio vuelta el caso y lo arrestó por homicidio.
A penas Bennet hizo la denuncia, las autoridades iniciaron un intenso operativo para dar con el paradero de su esposa. La pareja se trasladaba de Cuba a Miami en un catamarán, cuando empezó a inundarse. Según la primera declaración del británico, en medio del caos un "objeto desconocido" lo golpeó y perdió la conciencia. Al despertar, su mujer ya no estaba. Pero las autoridades empezaron a notar que varios puntos de su testimonio no cuadraban.
Al estudiar la embarcación, los investigadores determinaron que el daño que generó el ingreso de agua se había hecho desde el interior. Además, encontraron que dos escotillas estaban misteriosamente abiertas, algo extraño para un navegante con experiencia como Bennet.
Otro detalle que generó sospecha en los investigadores es que el hombre admitió desde un principio no haber hecho ningún esfuerzo por localizar a su esposa. Ni encendió una luz de emergencia para iluminar el área e intentar verla, ni gritó su nombre, ni intentó buscarla cuando se alejó del barco en un bote salvavidas.
Los familiares de la colombiana le solicitaron al juez James Lawerence King la tenencia de la hija de la pareja, Emelia. La pequeña había sido trasladada a Reino Unido, sin notificación previa a los cercanos de Hellman.
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