Con más de dos décadas de atraso, el ministerio de Transporte de la Nación reglamentó en la Ley de Tránsito el uso de sillas de seguridad para niños, una medida que apenas surgir ya genera discusión. Y es que mientras que la nueva normativa establece la obligatoriedad de que los menores de hasta 10 años viajen en ella en todo el país, algunos especialistas en seguridad vial remarcan que la edad no es un parámetro confiable y que lo que debería haberse tenido en cuenta es el tamaño de los chicos.
Mientras que hasta hace unos días la Ley Nacional de Tránsito sólo exigía que los menores de 10 años viajaran en el asiento de atrás, ahora -con la publicación de la nueva reglamentación en el Boletín Oficial- deberán hacerlo “sujetos con el Sistema de Retención Infantil homologado al efecto, en relación a su peso y tamaño”.
Si bien el cambio normativo tiene aplicación a nivel nacional, lo cierto es que algunos distritos se le adelantaron y exigen desde hace años este requisito de seguridad hasta los 10 años o incluso hasta una edad mayor. Tal es el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -cuya ley habla de menores de 12 años o que midan menos de un metro y medio-, y el de nuestra propia provincia, donde la obligatoriedad de uso de sillas ya era hasta los 10.
La nueva reglamentación nacional “no cambia nada en territorio bonaerense. En parte porque la Ley provincial no adhiere a ese artículo y en parte porque el artículo 40 de nuestro decreto reglamentario ya establecía desde 2009 que `los menores de 10 años deben viajar en el asiento trasero con el correaje correspondiente’, lo que se entiende como dispositivos de retención infantil”, explica Roberto Moya desde el Comité de Seguridad de Tránsito (COSETRAN).
Al margen de ello, hay quienes entienden que la regulación nacional no sólo llega con retraso sino con cierta falta de precisión. “Hubiese sido bueno que se complementara con la altura mínima. Así como quedó, está a medias. No está explicado lo que hay que explicar, que el problema no es la edad sino la altura y el peso” y que en el caso del booster o cojín (el dispositivo recomendado para los niños más grandes) lo importante es que “la banda pectoral (del cinturón del auto) tome siempre la zona del centro de la clavícula” del chico, ya que si queda más arriba lo puede ahorcar.
Poca consciencia del riesgo
A pesar de que la mayoría de los padres de niños pequeños asegura tener sillas especiales para ellos y usarlas en forma habitual, un estudio de la organización civil Luchemos por la Vida reveló una fuerte contradicción entre lo que los adultos afirman y lo que en realidad hacen por el cuidado de sus hijos al viajar: apenas un pequeño porcentaje de chicos argentinos viajan sentados donde corresponde y con el cinturón de seguridad.
En contraste con las encuestas verbales, donde “el 86% de los padres de niños menores de 4 años afirmó tener sillas especiales para ellos dentro del auto y el 97% dijo haberlas usado la última vez que viajó, las observaciones sistemáticas revelaron que tan sólo el 16 % de los niños de esa edad viajan sentados como deberían”, aseguran desde Luchemos por la Vida, una organización dedicada a promover la educación vial en nuestro país.
El estudio puso también de manifiesto una distancia significativa entre lo que dicen y lo que hacen los padres de niños más grandes en cuanto al uso del cinturón de seguridad. Y es que mientras que el 70% de ellos dijo que sus hijos lo usaban siempre, la observación mostró que sólo un 21 % viajaba con él.
Y lo mismo pudo observarse al analizar la ubicación de los niños dentro del vehículo. Contra las afirmaciones de la mayoría de los adultos y lo que indican las leyes de tránsito en nuestro país, el relevamiento en calle comprobó que un 19 % de niños menores de 10 años viaja suelto, en el asiento delantero o en brazos de sus papás.
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