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¿Qué pasa cuando nos sonamos los dedos?

La adicción de 'sonar' los dedos es algo común que todos hacemos, pero, ¿sabemos bien sus consecuencias?

En momentos de estrés o distracción solemos sonarnos los dedos. Aunque parece una práctica muy usual, es perjudicial para las articulaciones de las manos.

El doctor Donald Unger, de California, se dedicó durante más de 60 años a “sonar” los dedos de su mano izquierda al menos dos veces al día, y para tener un comparativo, no lo hizo con la derecha. Su investigación concluye: “sonar” los dedos no es causa de artritis.

Al manipular tus dedos el espacio entre las articulaciones crece, por lo que los gases que se disuelven en el líquido sinovial, líquido que cubre y protege a las articulaciones, forma burbujas.Los gases que rodean las articulaciones – oxígeno, dióxido de carbono y nitrógeno – evitan que los huesos se desgasten. Al tronar los dedos, los gases explotan en forma de burbujas y se escucha el sonido característico.Hacer crujir los dedos no es bueno porque, al hacerlo, movilizamos una articulación que ya tiene más movimiento del que debería tener y aumentamos su desequilibrio.

A pesar de ello, los científicos comprobaron que es falso el mito que atribuye esto como una causa de artritis. Los factores atribuidos a esta práctica son la edad, herencia y el trabajo que se realiza con las manos.

Tampoco es verdadero que incremente la fuerza en las manos. De acuerdo con estudios realizados en Detroit, Estados Unidos a partir de una población de 300 personas mayores de 45 años, reveló que aquéllos que acostumbraban “tronar” los dedos lograron un agarre menor y presentaban inflamación en sus manos.

A lo largo del tiempo, se atribuyeron diversos padecimientos a este hábito, sin embargo, los investigadores del hogar de ancianos de Los Ángeles, solamente concluyen que “la principal consecuencia de `sonar´ los dedos, puede ser el efecto irritante del sonido y la práctica para quienes lo observan.

Sin embargo, un estudio de 1990 realizado en 300 personas sostuvo que sonarse los huesos por un gran período de tiempo tiene consecuencias: baja la fuerza a la hora de agarrar algo y puede traer hinchazón en las manos.

 

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