Frank, de 33 años, es el nombre del paciente que que está dando la vuelta al mundo. Varios medios internacionales han contado su historia porque, a los ojos de algunos especialistas, quedará registrada como una especie de hito. Es la primera vez que se logra hacer un trasplante de piel prácticamente integral. El 95% del cuerpo de este francés había quedado destrozado luego de tener un accidente en la planta química en la que trabajaba.
“Me transformé en una antorcha humana de los pies a la cabeza”, fue la frase con la que Frank resumió lo que había sucedido. En términos médicos, sus probabilidades de sobrevivir apenas llegaban al 1%. Entró en coma y tenía quemaduras integrales en todo su cuerpo.
Sin embargo, Frank contó con suerte. Tenía un hermano gemelo (Eric) dispuesto a donar su piel. “Un quemado integral muere porque su piel se convierte en veneno. Pero cuando supe que Frank tenía un gemelo monocigótico, el cielo se aclaró: su genética es idéntica, es como si fuera su propia piel”, dijo el doctor Maurice Mimoun a France Info y a la BBC. Al tener el mismo ADN se reducían las posibilidades de rechazo, un riesgo siempre presente a la hora de hacer trasplantes.
Mimoun, experto en cirugía plástica y reconstructiva, fue el médico que estuvo al frente de la operación. Trabaja en el Hospital Saint-Louis de París, en Francia, y según su página web, es el presidente de la Sociedad Francesa de Estudios y Tratamiento de Quemaduras.
Aunque el proceso con Frank empezó hace un año, Mimoun sólo reveló la historia hasta este jueves. Quería esperar a que la recuperación fuera satisfactoria antes de celebrar.
En total se tuvieron que realizar doce complejas cirugías en las que había que extirpar la piel quemada y hacer los injertos. En tres estuvieron presentes los dos hermanos de manera simultánea. Fueron necesarios varios anestesistas y dos equipos de cirujanos. Ahorrándonos los detalles técnicos del procedimiento quirúrgico, lo que hizo el doctor Mimoun y su grupo fue extraer piel de las pantorrillas, del cuero cabelludo y de la espalda de Eric. Necesitaban la suficiente para poder cubrir, al menos, el 50% de las quemaduras del cuerpo de Frank.
Posteriormente, la piel fue estirada en una máquina. La idea era formar una especie de red. “Las pequeñas heridas entre cada malla se curan en diez días y la cicatrización es mucho más rápida”, dijo este médico a la cadena BBC. Hoy, después de un año, aseguran que Frank lleva una vida completamente normal. Y aunque es un caso excepcional, los especialistas esperan que al menos dé pistas para futuros tratamientos de pacientes con quemaduras.
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