El productor Harvey Weinstein gastó cientos de miles de dólares para sofocar los señalamientos de abuso sexual, que le han costado su carrera, contratando exagentes de inteligencia para investigar a sus víctimas y a periodistas atrás del caso, informó el lunes The New Yorker.
La revista, que siguió al diario The New York Times con fuertes revelaciones del caso, señaló que una exagente israelí contactó a una de las principales acusadoras, la actriz Rose McGowan, haciéndose pasar por una militante de los derechos de la mujer.
La mujer, empleada de la empresa privada de seguridad Black Cube, grabó en secreto horas de conversaciones con la actriz, que estaba a punto de publicar sus memorias, tituladas The Brave, cuyo contenido preocupaba a Weinstein.
El autor del artículo, Ronan Farrow, que hace un mes publicó las primeras denuncias de violación en contra del productor, indicó que este 'ejército de espías' fue desplegado desde por lo menos el otoño de 2016.
El artículo cita docenas de documentos y a siete personas involucradas directamente en los esfuerzos del productor para evitar cualquier publicación en su contra. Además de Black Cube, dirigida por exagentes de inteligencia israelí, el productor contrató otra empresa similar, Kroll.
La agente que contactó a McGowan también contactó a periodistas que investigaban el caso.
Weinstein y su equipo querían saber qué información manejaba la prensa y al mismo tiempo investigaban a los propios reporteros, indagando en su vida personal para tener material para contradecirlos, desacreditarlos o intimidarlos.
Weinstein —investigado por las policías de Londres, Nueva York y Los Ángeles— "personalmente monitorizaba el progreso de estas investigaciones" usando inclusive a "exempleados de su estudio para conseguir nombres y hacer llamadas" que algunos sintieron "intimidatorias", añade el texto.
En algunos casos, continúa la publicación, las investigaciones eran conducidas por los abogados de Weinstein, como David Boies, reconocido por representar a Al Gore en la disputa de la elección presidencial de 2000 y por sus argumentos a favor del matrimonio del mismo sexo en la Corte Suprema.
"Boies firmó personalmente el contrato ordenando a Back Cube de encontrar información que detuviera la publicación de The New York Times" mientras su firma representaba al diario en otro caso de difamación.
La agencia AFP ha querido contactar con Weinsten, pero ni su portavoz, Sallie Hofmeister, y ni Boies han querido responder. Hofmeister dijo al New Yorker: "Es ficción sugerir que cualquier individuo haya sido blanco" de intimidación.
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Weinstein tenía un "ejército de espías" para sofocar acusaciones sexuales
Investigaban a víctimas e indagaban en la vida de reporteros detrás del caso.
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