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“Me clavó el visto”: los vínculos amorosos en tiempo de redes

Que los celulares y las redes sociales dispararon la ansiedad de muchos no es ninguna novedad. La necesidad de saber “todo el tiempo todo” es una característica de estos tiempos, pero lo que ahora se analiza es si esa particularidad tiene incidencia en las relaciones de pareja y los vínculos amorosos. Y la respuesta no parece dar lugar a dudas: sí. Al menos así lo demuestra una investigación reciente realizada por investigadores del Conicet. Si uno envía un WhatsApp espera recibir una respuesta casi de inmediato, y el clásico “me clavó el visto” -que se usa que el mensaje fue visto pero no se respondió- es interpretado como una forma de desprecio. Según el informe realizado por los científicos argentinos, las aplicaciones generan control y descontrol sobre uno mismo y la pareja. Y entre los ánimos que suelen disparar figuran los celos excesivos. ¿Para tanto?
“Cuando alguien espera hay alguien que se hace esperar, pero eso no es fijo: en las relaciones amorosas los sujetos cambian y las dinámicas se modifican”, destacan los sociólogos Maximiliano Marentes, Mariana Palumbo y Martín Boy, autores del trabajo “Me clavó el visto: los jóvenes y las esperas en el amor a partir de las nuevas tecnologías”. El informe se basó en el testimonio de 25 jóvenes de entre 18 y 24 años. “Cómo median estas nuevas tecnologías y generan afectividad marcada porque `me clavaste el visto, entonces me hacés esperar`. Esa espera es negativa: dejó de ser el sujeto más importante para el otro, eso desata una discusión o escena de violencia. Pero luego eso se resignifica, y se reerotizan los jóvenes: a partir de eso vuelven a construir su vínculo”, detalló Boy, en un comunicado difundido por el Conicet. “Para nosotros las redes no son negativas: con ellas la gente se suma, se relaciona, se recontra erotiza. Sólo que, a veces, como permiten tanto control también hacen que el sujeto se descontrole más: nos hacen sentir que el otro no está haciendo lo que se espera”, subrayó Palumbo. En tiempos analógicos la espera no sólo era común sino algo inevitable. “Ahora -apunta Boy-, con la tecnología, las esperas ya no concilian con la idea de tiempos largos, y la necesidad de inmediatez genera escenas de conflicto, discusión, ira, bronca, desamor”. La investigadora Palumbo, por su parte, destacó que en el informe no ponen foco en las violencias extremas, como los femicidios; pero que de todos modos queda en evidencia que esa necesidad de tener control deriva en muchas otras formas de violencia cotidianas que, a menudo, quedan invisibilizadas. “Como son parte de lo amoroso la gente no se escandaliza, pero al analizarlo y verlo seriado se ve un problema: las redes sociales disparan los celos y control en la espera, con mucha vehemencia y de modo vertiginoso”, resaltó Palumbo.

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