"Hoy en día, desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera", criticó el Pontífice en el texto titulado "No amemos de palabra sino con obras".
"Ante este escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados", instó Jorge Bergoglio en el mensaje presentado este martes en una conferencia de prensa el Vaticano por el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella.
"Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza", expresó el Obispo de Roma en el mensaje que lleva como fecha de firma el pasado 13 de junio, conmemoración de San Antonio de Padua.
"Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada", lamentó Bergoglio en sus palabras para la primera edición de la Jornada instituida a fines del último Jubileo Extraordinario dedicado a la Misericordia.
"La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada", denunció.
"No pensemos sólo en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para hacer una vez a la semana, y menos aún de gestos improvisados de buena voluntad para tranquilizar la conciencia", convocó en un mensaje que dirigió a toda la comunidad católica.
"Estas experiencias, aunque son válidas y útiles para sensibilizarnos acerca de las necesidades de muchos hermanos y de las injusticias que a menudo las provocan, deberían introducirnos a un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida", pidió.
En ese marco, resaltó que "estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad"
Francisco se refirió además "a la pobreza que inhibe el espíritu de iniciativa de muchos jóvenes, impidiéndoles encontrar un trabajo; a la pobreza que adormece el sentido de responsabilidad e induce a preferir la delegación y la búsqueda de favoritismos; a la pobreza que envenena las fuentes de la participación y reduce los espacios de la profesionalidad, humillando de este modo el mérito de quien trabaja y produce; a todo esto se debe responder con una nueva visión de la vida y de la sociedad".
"Es mi deseo que las comunidades cristianas, en la semana anterior a la Jornada Mundial de los Pobres, que este año será el 19 de noviembre, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, se comprometan a organizar diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta", agregó el Pontífice.
"En ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos", pidió en el mensaje que, según dijo Fisichella, está dirigido a "la Iglesia entera, y todos los hombres y mujeres de buena voluntad".
El 19 de noviembre, "Francisco estará directamente involucrado en la celebración de esta jornada que lo verá presidir la Santa Eucaristía en la Basílica de San Pedro, junto a tantos pobres y voluntarios", anunció el monseñor italiano.
Como "signo concreto" del Año Santo extraordinario que estableció entre fines de 2015 y noviembre de 2016, Francisco instruyó el año pasado "la Jornada mundial de los pobres" en su Carta Apostólica "Misericordia et misera", para celebrarse cada año "el domingo anterior a la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo".
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