Muchas parejas -sobre todo las sub30- encontraron en Facebook e Instagram un espacio ideal para convertir a sus contactos en testigos directos de un romance de ensueño. Se intercambian mensajes melosos a la vista de todos, se agradecen públicamente los buenos gestos, suben fotos de momentos idílicos como pruebas del enamoramiento: todo se publica en la red social. Sin embargo, las cosas no siempre son lo que parecen: especialistas hablan de lo que puede esconder la necesidad de presumir felicidad.
Según un estudio que realizó la Universidad Brunel (Londres) las personas que muestran constantemente sus relaciones sociales presentan cuadros de baja autoestima y vanidad. Además, de acuerdo a las conclusiones, mientras más insegura se sienta la persona en la relación, mayor será la necesidad de presumir en las redes sociales lo feliz que es con su pareja.
Para la investigación se realizó un seguimiento de 555 usuarios de redes sociales, residentes de Estados Unidos. Alrededor del 65% estaba en una relación y un 34% tenía un hijo. A cambio de participar en el estudio, se ofreció una compensación económica a los encuestados.
De acuerdo a las conclusiones a las que arribaron, las personas con baja autoestima tienden a proyectar sus relaciones en las redes sociales y los narcisistas a mostrar sus éxitos y a valorar los “me gusta” como triunfo personal.
La psicóloga Tara Marshal, responsable de la investigación, señaló: “No resulta una sorpresa que las actualizaciones de Facebook reflejen personalidades. Las personas que quieren mostrar una relación perfecta tienden a ser más narcisistas. Asimismo, tienen una imperiosa necesidad de llamar la atención y validarse ante sus comunidades sociales”. Por otra parte, para la especialista los “me gusta” actúan como método de inclusión social y marcan la aprobación y la aceptación del grupo.
Diana Litvinoff, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA/IPA) y autora del libro “El sujeto escondido en la realidad virtual”, sostiene: “Podríamos pensar que la posibilidad de exponer situaciones privadas en las redes sociales tendría su fundamento en la sensación de comunidad que brinda afectos, reconocimiento, sostén y muchas veces ideología”.
La psicóloga entiende que las redes sociales constituyen grupos con identidad propia y con una dinámica que el integrante contribuye a crear a la vez que recibe sus efectos. “Es posible exhibirse en un grupo cuando este se concibe como extensión de lo propio, como parte del propio sujeto. El ideal que unifica al grupo favorece la entrega. Es lo que propicia la terapia grupal y también permite las confesiones en red”.
En términos de la autora, muchos encontrarían en las redes sociales un espacio donde desplegar sus fantasías personales: “Es lo que 'llama', como canto de sirenas, a exhibir lo propio o a intentar que algo imaginado parezca real. Igualmente el sujeto mantiene siempre un grado de reserva sobre sus goces privados y la mayoría de las veces suele ostentar una fachada, ideal o banal, de la imagen que quiere ofrecer”, sostiene.
“Las redes sociales ofrecen la posibilidad de ‘editar’ la vida. No se muestra todo, sólo una parte. Incluso, muchas veces, se fuerza la realidad para sacar la foto que se compartirá.”
Mostrar un ideal más que la realidad
La psicóloga Ana Krieger, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, coincide en que muchas veces se usa la plataforma virtual para proyectar el ideal de pareja: “Las redes sociales ofrecen la posibilidad de ‘editar’ la vida. No se muestra todo, sólo una parte. Incluso, muchas veces, se fuerza la realidad para sacar la foto que luego se compartirá”.
Por otra parte, Krieger plantea que las redes son funcionales a personalidades fóbicas: “La herramienta permite a las personas que padecen el contacto íntimo o presencial sostener una relación, que tendrá su fuerte en la virtualidad. Por esta vía manifestarán sus sentimientos y contactarán al otro”.
Otra hipótesis de la autora es que las redes podrían representar la mirada de un tercero: “Que todos miren y comenten la relación de alguna manera puede sumar al erotismo de la pareja”.
Recientemente, tres sociólogos, investigadores del Conicet -Maximiliano Marentes, Mariana Palumbo y Martín Boy- después de estudiar la incidencia de las redes sociales en las relaciones amorosas, afirmaron que estas herramientas agregaron nuevos códigos a la comunicación afectiva: “Permiten otra forma de relacionarse, de mostrar afecto y también de comenzar una disputa. También agregan información pública a la imagen que el sujeto amoroso tiene del sujeto amado y permiten que los amantes sientan que están cercanos aunque físicamente estén distantes”.
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