Un animal de compañía puede desacelerar el deterioro cognitivo en los adultos mayores que viven solos
Se prevé que los casos de demencia se tripliquen para 2050, lo que resalta la necesidad urgente de establecer estrategias para un envejecimiento saludable. Cómo perros y gatos, entre otros, pueden ser factores neuroprotectores. La opinión de los expertos.
A medida que la población envejece y la esperanza de vida aumenta, un importante problema de salud pública es el deterioro de la función cognitiva en los adultos mayores. Se estima que el número de personas con demencia en todo el mundo aumentará de 57 millones en 2019, a 153 millones en 2050.
Actualmente no existe ninguna terapia eficaz disponible para revertir con éxito el deterioro cognitivo o tratar la demencia. Por lo tanto, identificar poblaciones de alto riesgo y factores de riesgo modificables es crucial para formular intervenciones de salud pública y promover un envejecimiento saludable.
Según un reciente estudio liderado por el doctor Yanzhi Li, publicado en JAMA Network Open, tener un animal de compañía se asocia con tasas más lentas de deterioro cognitivo entre los adultos mayores que viven solos.
¿Por qué se trabajó en personas solas? ¿La soledad es un factor de riesgo de demencia? El doctor Ismael Calandri, (MN 133. 008), neurólogo del Servicio de Neurología Cognitiva de Fleni, respondió a Infobae: “Este es un punto álgido entre los científicos que estudian estos fenómenos, la soledad no es un claro factor de riesgo. Lo es el aislamiento social, y si bien parecen lo mismo son dos situaciones solapadas pero distintas”.
Y completó: “La soledad es la percepción subjetiva de estar solo, esté uno acompañado o no. Pueden existir individuos que no sientan soledad viviendo aislados u otros que se sientan solos en una casa llena de gente. El aislamiento social, en cambio, habla de un número de interacciones muy bajos con otros seres humanos”.
El doctor Yanzhi Li, de la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou, China, y sus colegas exploraron la asociación entre tener un animal de compañía y el deterioro cognitivo entre 7.945 participantes (edad media, 66,3 años) en el Estudio Longitudinal Inglés sobre el Envejecimiento.
Los investigadores encontraron que tener un animal de compañía se asoció con tasas más lentas de deterioro de la cognición verbal compuesta, la memoria verbal y la fluidez verbal entre las personas que vivían solas, pero no entre las que vivían con otras personas. Es que la presencia de estos animales contrarrestó la asociación entre vivir solo y la disminución de las tasas de memoria y fluidez verbal.
“Estos hallazgos sugieren que tener un animal de compañía puede estar asociado con un deterioro cognitivo más lento entre los adultos mayores que viven solos”, escribieron los autores.
Existen varios estudios que han demostrado los beneficios de tener un animal de compañía. Uno de ellos, que siguió el bienestar de un grupo de tutores de canes durante varios años, encontró un vínculo entre tener un perro y una mejor cognición. Si bien en la mayoría de las personas la función cognitiva se deteriora con la edad, los tutores de perros tenían mejor estas capacidades que quienes no los poseían.
A diferencia de vivir solo, tener un animal de compañía (por ejemplo, perro, gato) se relaciona con una menor soledad, un factor de riesgo importante para la demencia y el deterioro cognitivo.
¿Cuál es la causa de esta relación? El doctor Calandri expresó: “No hay una respuesta clara pero sí podemos esbozar algunas ideas. El aislamiento social implica menos actividad cognitiva (hay menos seres humanos con los cuales hablar, discutir, planificar e incluso jugar) y la actividad cognitiva ayuda al mantenimiento de la integridad cerebral”.
También menos interacción social se acompaña de aparición de trastornos del ánimo como depresión que son factores que de por sí empeoran la cognición, afirmó el experto. “Además, la interacción con otros individuos es un medio de control de nuestra propia salud, es gente que nos aconseja, que nos empuja a actividades saludables como el ejercicio físico o que nos obliga a ir al médico cuando algo no está bien. Perder esa interacción, sin duda, nos pone en riesgo”.
Sin embargo, el experto señaló: “La demencia es una enfermedad de comienzo muy sutil (incluso tiene una fase asintomática de muchos años) entre las que sus síntomas tempranos son la apatía (la falta de ganas para iniciar cualquier actividad, incluso las sociales). Así que es posible que un individuo con una demencia prácticamente indetectable empiece a aislarse como resultado de su declinación cognitiva y la apatía”.
“Entonces parece que el aislamiento social sea la causa de la demencia (que será diagnosticada mucho después cuando los síntomas sean más evidentes) cuando en verdad es la consecuencia. ¿Qué hacemos mientras tanto? Tratamos de incrementar la actividad social, porque siempre es beneficiosa para nuestra salud y nuestro ánimo”, recomendó.
Una forma de hacerlo es adoptar un perro. Estos animales abren la puerta a una mayor interacción con los demás y conducen a abandonar el aislamiento, según estudios. En un experimento británico de 10 días, una participante tuvo 3 veces más interacciones sociales los días que estuvo acompañada por un can en comparación con los días que realizó sus actividades sola.
Y a la hora de entablar conversaciones con desconocidos la presencia del perro produjo 65 interacciones en cinco días, en comparación con solo tres sin el can. En el estudio de Yanzhi Li, dijeron que hay varios estudios transversales que han encontrado que “tener un animal de compañía se asocia con una mejor memoria verbal, memoria de historias, función ejecutiva, velocidad de procesamiento y función de orientación. Sin embargo, algunos estudios transversales han informado que su presencia no está asociado con la memoria verbal o la función ejecutiva”. Es por ello que los investigadores dijeron que se necesitan más ensayos clínicos aleatorios para evaluar estos resultados.