Saber que el estrés afecta a la salud no es nada nuevo. Que algunos infartos están desencadenados por situaciones de angustia, tensión o ansiedad, tampoco. No obstante, no se conocía que los trastornos emocionales pudieran aumentar el riesgo de infarto sin lesiones obstructivas y empeorar su pronóstico.
Este estudio, realizado por un equipo de cardiología del Hospital de Getafe, (Madrid), surgió para conocer al detalle las características y factores que determinaban este tipo de infartos con arterias coronarias normales, sin lesiones obstructivas significativas, que tan solo ocupan entre el 5 y el 13% de los casos.
“Este grupo pequeño no está bien estudiado, por lo que decidimos iniciar esta investigación. Sabíamos que en uno de los tipos de infarto que tienen coronarias normales sí había relación con el estrés, y quisimos comprobar si en todos estos infartos existía una relación entre las alteraciones psicológicas, el estrés y el infarto”, explica el doctor Joaquín Alonso, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital de Getafe y uno de los responsables de esta investigación.
Como explica el cardiólogo, la mayor parte de los infartos tienen una lesión obstructiva en las arterias coronarias que provoca que sobre ellos se forme un trombo y los desencadene. Sin embargo, existe un pequeño grupo de infartos en los que no se da esta estenosis (estrechamiento).
Es en estos casos en los que se ha demostrado que el estrés juega un papel fundamental. No obstante, los infartos sin obstrucción no son una única enfermedad, sino un conjunto cuyo origen está motivado por hasta diez causas diferentes.
El más frecuente de estos es el síndrome de Takotsubo, de origen desconocido, pero sí que desencadena una enfermedad aguda del miocardio (músculo cardíaco) y de las arterias pequeñas de este, lo que hace que el corazón no pueda funcionar correctamente aunque, “tras finalizar la situación de estrés, se recupera”.
Otros infartos sin obstrucción están causados por una disección o rotura en alguna arteria del corazón, la formación de coágulos sobre una lesión pequeña o ausente que posteriormente se disuelven, o por un daño en las arterias más pequeñas.
Estos hallazgos van en la línea de las últimas investigaciones, que plantean el impacto de la salud mental en la fisiología del organismo, pudiendo desencadenar enfermedades como el infarto de miocardio.
“Falta mucho aún por saber, abriéndose así un nuevo campo de estudio con nuevas variables y una nueva visión de conjunto sobre el paciente que nos anima a ver la influencia de la esfera psicológica en otros órganos del cuerpo y su funcionamiento”, destaca el doctor.
Esto, según el cardiólogo, lleva a incidir en mayor medida en la prevención mediante la búsqueda de una vida emocional saludable, “algo difícil en la sociedad actual”.
FUE REALIZADO EN MADRID
El estrés, factor de riesgo en los infartos sin lesiones obstructivas
El estudio surgió para conocer las características y factores que determinaban este tipo de infartos con arterias coronarias normales, sin lesiones obstructivas significativas.
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