Fibromialgia: qué hacer ante una enfermedad que no es nada fácil de detectar a tiempo
Lo único que puede servir para dar con el diagnóstico es una revisión exhaustiva del paciente que incluya su historia clínica completa.
Dolores fuertes, problemas para conciliar el sueño, agotamiento físico y mental... estos son algunos de los síntomas que pueden sentir los pacientes con fibromialgia, una enfermedad que no es nada fácil de detectar.
No se puede diagnosticar a través de un análisis de sangre, y tampoco ayuda un estudio con rayos. Lo único que puede servir para dar con el diagnóstico es una revisión exhaustiva del paciente que incluya su historia clínica completa y varios análisis muy diversos.
Depresión y angustia
La fibromialgia se manifiesta en particular a nivel muscular en forma de agotamiento, pero como el cansancio y la falta de sueño se hacen notar también a nivel psíquico, “entre un 60 y un 80 por ciento de los pacientes suelen encajar en cuadros de depresión o angustia”, comenta el Dr. Winfried Häuser.
Los motivos que disparan esta enfermedad son múltiples y no están del todo claros. Los especialistas consultados señalan que puede tratarse de un mal genético, pero señalan que también puede verse causada por factores biológicos y psíquicos.
A los especialistas les llama la atención que muchos de los afectados tengan ciertas características personales en común. “Los pacientes suelen ser muy sensibles, están dispuestos a rendir mucho y son ambiciosos”, observa el Dr. Thomas Weiss, de un centro especializado en Medicina Clínica y Psiquiatría. “A menudo sucede que alguien en su vida se ve sobreexigido, llega a su límite, y entonces ocurre algo que le resulta muy difícil de comprender”, comenta.
Irritables y nerviosos
De pronto los afectados dejan de dormir bien, reaccionan con mayor sensibilidad a los estímulos y se muestran más irritables, nerviosos.
“Suponemos que lo que sucede es que el cuerpo del paciente baja el límite de su tolerancia, lo que en realidad, en situaciones de estrés, puede ser un comportamiento muy sensato”, comenta Weiss.
El insomnio podría explicarse como una consecuencia instintiva de estrés que vive la persona, de hecho antiguamente era necesario no dormir o dormir mucho menos cuando uno debía protegerse de algún peligro.
Esta explicación puede llegar a servirles a los pacientes a la hora de entender su enfermedad, pero no hace desaparecer los síntomas. “En el tratamiento solemos aplicar dosis muy menores de antidepresivos”, dice Weiss. “Eso no significa que la fibromialgia sea una depresión encubierta. Se busca el efecto levemente calmante de esos remedios”, explica el especialista.
Aunque a los pacientes se les haga cuesta arriba, deben saber que el movimiento puede ayudar a aliviar los síntomas, incluso aunque deban luchar contra su agotamiento para lograrlo.
Dolores fuertes en la espalda
Ulrike Eidmann hizo esa experiencia. Le diagnosticaron fibromialgia en 1990. “Antes de eso el médico me había autorizado una licencia por dolores muy fuertes en la espalda, pero no les encontrábamos explicación”, recuerda. “Me hicieron ese diagnóstico después de que pasé tres semanas en una clínica”, admite.
Al hacer la rehabilitación, comenzó a moverse mucho más. Hacía “nordic walking”, montaba bicicleta y nadaba mucho.
Los síntomas mejoraron y finalmente desaparecieron prácticamente por completo.
Ahora tiene momentos en que no le duele absolutamente nada, y hoy asegura que cada paciente tiene que encontrar qué le hace bien.
“Para mí fue muy importante escucharme y aprender a reconocer qué me hacía bien”, comenta.
No exagerar a la hora de hacer ejercicio
Eso sí, Häuser recomienda no exagerar a la hora de hacer ejercicio. “A muchos pacientes el entrenamiento fuerte les genera más dolores”, apunta.
La única excepción son las personas que ya estaban bien entrenadas antes de que se les disparara la enfermedad.