“Un día me levanté y dije ‘chau, no fumo nunca más’ y no volví a prender un cigarrillo en toda mi vida. De eso hace ya siete años y cada tanto, sobre todo en las reuniones o después de un asado, lo extraño un poco. Pero no volví a prender un solo pucho y no recurrí a ningún método o doctor para dejarlo definitivamente”. Quien habla es Eduardo Canteni, que se despidió del tabaco sin ayuda de médico o técnica especial. Lo único fue su decisión y la voluntad imperiosa de querer dejar atrás un hábito que traía desde la adolescencia. Y no es el único. Al contrario: cada vez son más los que emprenden la aventura de abandonar el pucho por cuenta propia y sin tener que recurrir al sistema de salud.
“Si uno no está decidido es imposible -alecciona Eduardo, quien llegó a fumar en sus peores épocas casi tres atados de cigarrillos al día-. Hubo épocas en las que dejaba y duraba dos, tres meses pero volvía con la excusa de prender un solo pucho pero al toque ya estaba otra vez con el vicio encima. Probé chicles para fumadores, parches y hasta una vez me sometí a una sesión de hipnosis en Capital Federal. Pero nada: dejé únicamente cuando dije basta yo y me prometí no volver a pitar nunca más”.
Con una fuerza de voluntad admirable y tenaz, lo que cuenta Eduardo entra en sintonía con un estudio reciente de las consultoras Poliarquía y Prosanity que revela que el 80% de los fumadores que encararon el desafío de dejar el cigarrillo lo hicieron sin recurrir al sistema de salud. “El intento de dejar de fumar se desarrolla por afuera del sistema de atención de la salud, basándose en el esfuerzo personal del fumador, que se desarrolla, en la mayoría de los casos, aparte del diagnóstico y el consejo médico”, dice el trabajo. Esta conducta, sigue, no registra diferencias significativas según el tipo de cobertura sanitaria de la población, mostrando que responde a un perfil conductual del fumador en nuestra cultura.
De acuerdo a ese mismo trabajo, el 58% de los fumadores intentó abandonar alguna vez el hábito. “Que los argentinos decidan dejar de fumar sin recurrir a profesionales, no significa que estos no les hayan dado el consejo de hacerlo. Según los datos recogidos, la mitad de los que emprendieron este camino recibieron la sugerencia de abandonar el tabaco”, señala la encuesta. Sin embargo, entre los encuestados el 36% respondió que le resulta difícil encontrar los servicios médicos para dejar de fumar.
Si bien las últimas encuestas realizadas en nuestro país expresan una disminución en el consumo de tabaco entre los adultos, todavía son muchas las personas que quieren dejar de fumar y sienten que no pueden. De acuerdo a otro estudio realizado por la consultora internacional Kantar TNS para laboratorios GSK, dos de cada diez argentinos adultos son fumadores. Consultados al respecto, el 67% quería abandonar el hábito y su principal razón es por temas relacionados a la salud, mientras que un 78% había intentado dejar de fumar. Sumado a ello, un tercio de quienes piensan dejar de fumar lo estaban intentando al momento de la encuesta, que se realizó sobre 1.204 casos en diciembre de 2017. “El tabaquismo en la Argentina en los últimos 10 años disminuyó en el total de la población, así lo muestra la tercera encuesta nacional de factores de riesgos que informó que la tasa de fumadores en la Argentina descendió de un 29,7% a un 25,1%”, apuntan desde la Asociación Argentina de Tabacología (Asat).
En relación a cómo vencer esos siete segundos de deseo de prender un cigarrillo cuando se está tratando de dejar de fumar, los expertos de la Asat recomiendan recurrir a lo que se conoce como estrategias sustitutivas. ¿De qué se trata? Muy simple: realizar cualquier cosa que reemplace el acto de fumar, como por ejemplo tomar agua fría, comer un caramelo, conocer algunas técnicas de respiración y relajación y lavarse seguido los dientes.
El cigarrillo, hay que decir, es responsable de 7 millones de muertes en el mundo cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud. En el país, el 25% de la población adulta fuma, lo que representa una de las prevalencias de consumo más elevadas de la región. En la Argentina cada año mueren 44 mil personas por enfermedades asociadas al tabaquismo que podrían ser evitadas. A esta altura, las pruebas del efecto nocivo sobre la salud está más que comprobado: provoca cáncer, aumenta el riesgo cardiovascular y agrava otros cuadros respiratorios como el asma.
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