La hipoglucemia es la complicación más frecuente del tratamiento de la diabetes y además es la más temida por las personas que viven con esta enfermedad crónica, que se caracteriza por niveles elevados de azúcar (glucosa) en la sangre.
Alrededor de 4 millones de personas tienen diabetes en la Argentina, aunque como es una enfermedad que puede ser asintomática cerca de la mitad podría desconocerlo.
Estudios sugieren que más del 50 por ciento de los pacientes en tratamiento intensivo para la diabetes sufrirán de hipoglucemia.
"El temor más frecuente en los pacientes con diabetes que utilizan insulina es la hipoglucemia y secundariamente, pero bastante más atrás, la ganancia de peso", afirmó Ariel Zisman, especialista en Endocrinología, Diabetes y Metabolismo, director médico del Centro Endocrino de Aventura, Miami, Estados Unidos, de visita en el país con motivo del 4º Congreso Latinoamericano sobre Controversias y consensos en Diabetes, Obesidad e Hipertensión (Codhy), realizado recientemente en Buenos Aires.
Hambre, temblor, sudoración, somnolencia, confusión, dificultad para hablar y mareos son algunos de los síntomas habituales de un episodio de hipoglucemia, que puede presentarse de forma repentina y que en la mayoría de los casos es leve y puede revertirse fácilmente ingiriendo una pequeña porción de comida o bebida con alto contenido de glucosa.
Sin embargo, la hipoglucemia es una condición peligrosa; no sólo porque en casos extremos puede ser fatal, sino porque en sus formas más severas la persona que la experimenta puede desvanecerse, sufrir convulsiones o perder el control de sí misma, lo que la coloca ante el riesgo, por ejemplo, de sufrir un accidente de tránsito.
La hipoglucemia ocurre cuando el nivel de insulina excede el que el organismo necesita, lo que hace que los niveles de glucosa en sangre se encuentren por debajo de los valores normales.
En las personas con diabetes bajo tratamiento, la hipoglucemia puede deberse a una dosis excesiva de la medicación, a comer poco o demorar la comida, así como también a la realización de demasiada actividad física o a hacerla de forma no planeada.
Un minucioso análisis de treinta estudios clínicos sugiere que los episodios de hipoglucemia son mucho más frecuentes de lo que se cree, tanto en los pacientes con diabetes tipo 1 como en los pacientes con diabetes tipo 2.
En los Estados Unidos, esos episodios ocasionan unas 282.000 visitas a las salas de emergencia al año.
"Si bien las hipoglucemias son muy comunes, estudios con sensores de glucosa continua han demostrado que hay pacientes que sufren de hipoglucemias leves con frecuencia y no lo saben. Muchas veces no se perciben, se confunden con otros síntomas, el paciente no las registra" explicó Zisman.
Por su parte, Félix Puchulu, Jefe de la División Diabetología del Hospital de Clínicas José de San Martin aclaró que, "en realidad, cuán frecuente son las hipoglucemias no tiene respuesta certera porque hay un gran subregistro, lo que si podemos decir es que es muy común y es una de las grandes preocupaciones tanto del médico como del paciente".
Una forma frecuente de hipoglucemia entre las personas con diabetes que reciben tratamiento con insulina es la llamada hipoglucemia nocturna, que ocurre mientras el paciente duerme.
Estudios sugieren que más del 50% de los pacientes en tratamiento intensivo para la diabetes sufrirán de hipoglucemia.
Aunque algunas personas despiertan durante el episodio puede suceder que los síntomas sean inadvertidos durante la noche.
Los indicadores frecuentes de haber padecido hipoglucemias nocturnas pueden ser: despertar con dolor de cabeza; sentir que se ha dormido mal sin causa aparente; sentirse inusualmente cansado; despertar con la ropa de cama mojadas por haber transpirado en forma excesiva.
Sea que ocurra durante el día o durante la noche, el miedo que la posibilidad de experimentar hipoglucemia genera entre las personas que viven con diabetes, es un factor que suele jugar en contra del correcto cumplimiento del tratamiento.
Para evitar sufrir esos episodios, los pacientes a veces reducen u omiten las dosis de insulina que les han sido prescriptas por el médico, lo que resulta en un control subóptimo de la enfermedad que incrementa el riesgo de desarrollar complicaciones crónicas de la diabetes.
Los niveles anormalmente elevados de azúcar en sangre presentes en la diabetes resultan de la incapacidad del organismo de producir suficiente insulina o de una incapacidad de las células del cuerpo de utilizar esa hormona en forma apropiada (resistencia de la insulina).
De ahí que su tratamiento apunte a mantener dichos niveles dentro de parámetros normales.
"El paciente con diabetes tipo 1 tiene una destrucción autoinmune de sus células beta que son las que producen la insulina, y necesitan el reemplazo insulínico inmediato, tanto basal como prandial (vinculado a las comidas). El paciente con diabetes tipo 2, tiene capacidad de producir insulina, pero tiene resistencia a su acción, por lo que su páncreas pierde la habilidad con el tiempo de generar una respuesta y eventualmente deja de producirla, requiriendo la administración de insulina exógena", detalló Zisman.
Agregó además que "en las guías terapéuticas tanto americanas como europeas se sugiere la inclusión temprana de insulina basal en los pacientes con diabetes tipo 2".
En la actualidad existen nuevos tratamientos que permiten un mejor control de los efectos indeseados.
"Desde el descubrimiento de las insulinas se fueron mejorando sus resultados y por consiguiente los beneficios para los pacientes. Primero se esperaba que controlaran los niveles de glucosa, después que bajaran el promedio de la hemoglobina glicosilada (marcador que refleja el grado de control de los últimos 2 o 3 meses) y que la misma se mantuviera estable en el tiempo. Luego se vio que se necesitaba disminuir uno de los efectos indeseados de las insulinas que son las hipoglucemias y ese fue el objetivo de las investigaciones, ir modificando las insulinas para conseguirlo", afirmó Puchulu.
VIDA SANA
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