No son las estrofas de una canción romántica, sino las conclusiones de tres estudios científicos recientemente difundidos: los corazones y cerebros de dos personas enamoradas funcionarían “sincronizados”, y hasta el sueño de la pareja se ordenaría de acuerdo a una pauta común, según los principales hallazgos de estos trabajos.
Para los estudiosos, este descubrimiento demostraría que en los humanos se potencia una facultad presente y largamente comprobada en otras especies, que es la de generar fuertes lazos que llevan hacia la sincronización entre los integrantes de una pareja.
Esto ya había sido investigado, por ejemplo, en cierta clase de simios (los gibones) que durante el cortejo y la crianza de sus hijos lograban armonizar sus llamadas de una manera que no se registra entre los miembros del grupo que no están en las mismas situaciones.
La conclusión de los investigadores fue que la intensidad del lazo que unía a las parejas definía el grado de armonización que alcanzaban los gibones en sus llamados conjuntos.
Pero los nuevos estudios van mucho más allá y demuestran que las parejas se sincronizan de una forma mucho más precisa, que recuerda a la ciencia ficción y en la que el corazón y el cerebro son protagonistas centrales.
Así, los tres estudios logran comprobar esa conexión en la actividad cerebral, en los latidos del corazón y en la forma en que regulan el sueño las personas unidas por un vínculo sentimental.
“Cerebros conectados”
La primera de estas investigaciones estuvo a cargo de la psicóloga Trisha Stratford, que registró la actividad del cerebro y el corazón de 30 voluntarios que asistían a psicoterapia con ella.
Trisha Stratford indica que las conclusiones del trabajo sugieren la existencia de una especie de “sexto sentido” que elaboran “aquellos que se sienten unidos para entenderse”.
Así, al estudiar la actividad cerebral y cardíaca de las parejas que participaban de las sesiones, la psicóloga identificó un momento clave en que los cerebros de los dos comenzaron a trabajar en una suerte de “estado alterado” que la tecnología tampoco permite hoy interpretar de manera certera.
Los datos obtenidos indican que en ese momento clave en que registró ese “estado anormal”, las partes del cerebro que controlan el sistema nervioso comenzaron a “golpear” juntas.
Para Stratford esto indica que “es como si las personas enamoradas estuvieran psicológicamente alineadas”. Otro estudio, realizado en la Universidad de California por Emilio Ferrer, registró resultados en la misma sintonía, pero centrados en lo que pasa en la respiración de las personas unidas por un vínculo sentimental.
Según este trabajo, “los patrones de respiración y los latidos del corazón se coordinan cuando una pareja que se quiere se sienta en la misma habitación”.
Ferrer fue más allá y destacó que esta reacción se comprobaba aún cuando no hubiera ningún tipo de contacto físico ni se hablaran.
El sueño
En este sentido, una tercera investigación muestra un aspecto que lleva estos descubrimientos un paso más allá: la conexión permanecería aún cuando estamos dormidos. Heather Gunn es el nombre del médico que investigó concretamente este aspecto.
Su conclusión fue que las parejas sincronizan también en horas de sueño y esto sucede todavía más cuando la mujer está satisfecha con la relación.
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