Así como pesan o miden a los chicos, o les hacen una audiometría al comenzar la escuela primaria, el control de la presión debería ser una práctica habitual en la consulta. Y no es capricho: su detección a tiempo puede retrasar la enfermedad o evitar su desarrollo, algo que, coinciden médicos y nutricionistas con alarma, tiene a chicos de edades cada vez más bajas entre sus principales víctimas.
Según la Sociedad Argentina de Pediatría, la prevalencia de hipertensión arterial en la infancia es de 1 a 3% y llega al 10% en la adolescencia. Pese a ser una enfermedad asociada siempre a los adultos, una de las características del desarrollo que más preocupa a los expertos es que actualmente existe un mayor número de pacientes pediátricos que padecen la hipertensión “esencial”, que es aquella asociada a los estilos de vida, como el sedentarismo o una alimentación con alto contenido de grasas y sodio.
“El tema es alarmante y representa un problema cada día más complejo, sobre todo porque no hay controles de un adulto en la mercadería que se ofrece a los chicos”, apunta Ana María Balanzat, jefa de Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas “José de San Martín” y quien apunta a los hábitos alimentarios de los chicos de hoy para entender la escalada de casos de nenes hipertensos. “Una mala alimentación desde la infancia favorece la obesidad, la diabetes y la hipertensión, factores de riesgo de enfermedades del riñón, cardíacas y cerebrales”, detalla la especialista.
En Argentina, según las últimas cifras del Ministerio de Salud de la Nación, 2.500.000 chicos y chicas menores de 18 años tienen sobrepeso u obesidad, enfermedad que se registra en uno de cada 10 niños en edad preescolar. Otro dato alarmante es que la mitad de la población adulta padece sobrepeso u obesidad y, de ella, aproximadamente la mitad empezó en la infancia.
“Es fundamental que a los chicos se les incluya en las pruebas médicas tradicionales la medición de la presión”, coincide el médico clínico Diego Lerne, quien insiste además que, ya a los chicos del nivel primario, “se les debe inculcar la importancia de consumir menos sal y realizar actividad física. Para que haya menos casos de hipertensión en chicos, como se ve ahora, es fundamental que la familia se comprometa. Y la manera en que se planifica la dieta de los pequeños es clave”.
Según Lerne, además, “el control de la presión es una herramienta para la detección de enfermedades potencialmente curables, como podría ser el caso de la coartación de la aorta que es una patología congénita, en los que la hipertensión es una enfermedad secundaria que puede servir como alerta”.
Clasificada como una enfermedad silenciosa, bien se sabe que la hipertensión arterial puede causar accidentes cerebrovasculares (ACV), arteriosclerosis, infarto de miocardio y otras afecciones cardiovasculares, insuficiencia renal y deterioro cognitivo prematuro.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un tercio de la población adulta en el mundo tiene sus valores de presión arterial elevados, y que la hipertensión es la causa directa de la mitad de las muertes por ACV o cardiopatías.
Según estos datos, representaría el 16,3% de los fallecimientos anuales, más que el tabaquismo (9%) y la diabetes (6%). La Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial estima que en nuestro país las cifras de personas afectadas son similares, y que cerca de la mitad aun no está diagnosticada.
Para Lerne, además, es importante que “más allá de que los niños o adolescentes se acerquen al control médico, los pediatras incorporen la práctica de tomar la presión a sus controles. El comienzo de la hipertensión de manera temprana se reconoció recién a partir de los años 40, antes ni se tomaba la presión a los chicos. Ahora, el incremento de este problema en niños debido a un estilo de vida cada vez más sedentario y que incluye una alimentación poco saludable, nos obliga a cambiar la estrategia médica”.
PREOCUPACIÓN ENTRE LOS ESPECIALISTAS
Enfermedad silenciosa: hay cada vez más chicos con problemas de hipertensión
Sedentarismo y una alimentación poco saludable ayudan a que haya cada vez más casos de nenes con presión alta.
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