Aseguran que los caballos pueden pensar de forma estratégica
Científicos de Reino Unido demostraron que estos animales son capaces de pensar y planificar con antelación algunos de sus actos. Los investigadores confían que estos resultados ayuden a mejorar el bienestar animal en distintos contextos.
Quienes tienen más de cincuenta años quizá recuerden a “Mister Ed”. A los millenials, contarles de que iba esta serie de TV que se emitió en Estados Unidos entre 1961 y 1966 –y en Argentina se programó hasta entrados los años 80’s- seguramente les resultará un delirio, como mínimo. Porque Mister Ed era un caballo que… hablaba. Aunque lo hacía únicamente con su dueño.
Ahora, más de medio siglo después, un equipo de científicos de la Universidad de Nottingham Trent (NTU, por sus siglas en inglés), en Reino Unido, descubrió que los caballos son más inteligentes de lo que se creía, aunque sin llegar al coeficiente intelectual de Mister Ed.
Estos investigadores comprobaron que cuando se les niega una recompensa por no seguir las reglas de un juego, son capaces de cambiar instantáneamente de estrategia para conseguir una recompensa mayor. Esto demostraría que estos animales capaces de pensar y planificar con antelación, algo que antes se consideraba fuera de su alcance.
El estudio, publicado por la revista Applied Animal Behaviour Science, un magazín especializado de la Sociedad Internacional de Etnología Aplicada (ISAE), podría contribuir a mejorar la relación de caballos y cuidadores al conocer mejor cómo actúan y mejorar así su bienestar.
"Más avanzados de lo que creemos"
"Los caballos no son genios naturales, se piensa que son mediocres, pero este estudio demuestra que no son mediocres y que, de hecho, son cognitivamente más avanzados de lo que creemos", explica Carrie Ijichi, profesora titular de ciencias equinas en la NTU y una de las autoras del estudio, en declaraciones recogidas por varias agencias.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores de la NTU plantearon una actividad dividida en tres fases. En la primera, los animales tenían que tocar una tarjeta con su hocico para conseguir un premio. En el segundo nivel, las cosas se complicaban con la introducción de una luz. Los caballos solo podían comer si tocaban la tarjeta con la luz apagada. En ese instante, los científicos se dieron cuenta que los caballos seguían tocando las tarjetas prácticamente "a ciegas", sin tener en consideración si la luz estaba encendida o apagada. Así y todo, se les dio una recompensa cuando tocaban la tarjeta con la luz apagada.
En el último nivel del juego, se estableció una penalización de 10 segundos por tocar la tarjeta cuando la luz de "stop" estaba encendida. El equipo se sorprendió al ver que, en lugar de tocar indiscriminadamente la tarjeta, los caballos se atenían a las normas y solo hacían un movimiento en el momento adecuado de recibir su premio.
Según los investigadores, esto sugiere que, en lugar de no comprender las reglas del juego en absoluto, los caballos las habían comprendido desde el principio, solo que habían encontrado una forma de jugar en la segunda fase que no requería tanta atención.
Aprenden las reglas del juego
Louise Evans, doctoranda de la Escuela de Ciencias Animales, Rurales y Medioambientales de la NTU y autora principal del estudio relata así las conclusiones tras el juego: "Esperábamos que el rendimiento de los caballos mejorara cuando introdujimos el tiempo muerto, pero nos sorprendió lo inmediata y significativa que fue la mejora. Los animales suelen necesitar varias repeticiones de una tarea para adquirir gradualmente nuevos conocimientos, mientras que nuestros caballos mejoraron cuando introdujimos un coste por los errores. Esto sugiere que los caballos sabían desde el principio cuáles eran las reglas del juego".
Con todo, los investigadores señalan que los caballos tienen la capacidad de formar un modelo interno del mundo a su alrededor para tomar decisiones y predicciones, una técnica que se conoce como "aprendizaje basado en modelos".
Previamente, se creía que el aprendizaje basado en modelos era demasiado complejo para los caballos porque tienen una corteza prefrontal poco desarrollada, una parte del cerebro que se asocia como el pensamiento estratégico. En este sentido, Carrie Ijichi sostiene que los caballos "deben estar utilizando otra zona para lograr un resultado similar".
"Esto nos enseña que no debemos hacer suposiciones sobre inteligencia o sensibilidad animal basándonos en si están 'construidos' o no", dice.