La depresión y ansiedad crecieron en pandemia
Los casos de trastorno depresivo grave y de ansiedad aumentaron más del 25% a nivel global durante el primer año de la pandemia, de acuerdo a un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentado ayer y según el cual, además, la crisis del Covid impidió de manera significativa el acceso a los servicios de salud mental en muchos casos, generando inquietud por el aumento de los comportamientos suicidas. En base a gran cantidad de estudios, el trabajo de la OMS determinó que en el mundo se registró un aumento del 27,6% de los casos de trastorno depresivo grave solamente en 2020. También durante el primer año de pandemia se pudo constatar un 25,6% más de casos de trastornos de ansiedad a nivel mundial. “En términos de proporciones, se trata de un gran aumento”, advirtió Brandon Gray, del área de salud mental y toxicomanías de la OMS y quien coordinó el informe. “El trabajo demuestra que el Covid tuvo un fuerte impacto en la salud mental y bienestar de las personas”, precisó. Los aumentos más importantes se constataron en lugares muy afectados por el coronavirus, con altas tasas de infecciones diarias y una disminución de la movilidad. Las mujeres se vieron más afectadas que los hombres, y en particular en una franja entre 20 y 24 años. En cambio, los datos respecto a suicidios fueron mixtos y no demostraron mayores diferencias en las tasas globales desde el comienzo de la pandemia. Las estadísticas de algunos países muestran tasas de suicidios al alza, pero en otros disminuyeron o permanecieron sin cambios. Sobre esto, Gray advirtió que, con frecuencia, se produce un retraso en la recopilación y análisis de tales estadísticas. “No creo que estos resultados deban considerarse como un indicador de que los comportamientos suicidas no sean una preocupación”, alertó. El estudio señaló que existe un mayor riesgo de comportamientos suicidas, lo que incluye los intentos de suicidio y las autolesiones, entre la juventud desde el principio de la crisis sanitaria. Además, quedó demostrado que el agotamiento entre los trabajadores de la salud, la soledad y los diagnósticos positivos por el Covid-19 aumentan la posibilidad de abrigar pensamientos suicidas. El trabajo además concluyó en que aquellas personas que padecen trastornos mentales tenían un mayor riesgo de sufrir enfermedades graves o muerte por Covid-19. Gray destacó también que se necesita aún más investigación para establecer este vínculo. Una razón, sugirió, podría ser que quienes sufren trastornos mentales pueden llevar un estilo de vida menos saludable y activo, con tasas más elevadas de tabaquismo, abuso de sustancias tóxicas y obesidad que el público en general. El estudio, como se dijo dado a conocer ayer, también demuestra que los servicios de salud mental para pacientes ambulatorios se vieron bastante afectados en 2020 a causa de la pandemia. En muchos casos, estos problemas se vieron mitigadas por los servicios de atención médica online. Las dificultades para responder a los desafíos que plantea la salud mental en medio de la pandemia se debieron en buena medida a la “falta de inversión” constante en tales servicios antes de que se iniciara la pandemia, de acuerdo a Gray. “Décadas de inversión insuficiente quedan en evidencia en nuestra falta de preparación para abordar la dimensión del problema”, apuntó. Las conclusiones de la OMS, hay que decir, entran en perfecta sintonía con las que arrojó una encuesta reciente elaborada por el Centro de Investigaciones Sociales de la Uade, según la cual los sentimientos de tristeza, preocupación, falta de energía y las dificultades para conciliar el sueño se triplicaron desde el inicio de la pandemia. El informe “Malestar, Preocupación y Estado de Ánimo Negativo”, se realizó sobre la base de 1.306 encuestas de personas desde los 16 años en adelante de todo el país. La encuesta, concretamente, reveló que sentirse muy preocupado resultó el aspecto más frecuente entre los considerados en todos los años, tendencia que se acentuó durante el actual relevamiento comparado a los años anteriores. En 2015, el 19% de los argentinos había afirmado sentirse muy preocupado muchas veces, la mayoría del tiempo o todo el tiempo. Ese porcentaje se elevó al 40% de la población en el año 2020 y al 52% para el año 2021.