Orgulloso (y un poco canchero), este pescador de la localidad checa de Brno intentó presumir ante las cámaras la presa que había logrado sacar del agua apenas unos segundos antes. Lo que nunca imaginó fue que quedaría registrado la escena más vergonzosa de todas.
Con el pez en sus manos, buscó inmortalizar su momento de gloria pero no se percató de sostenerlo mejor.
Por eso, cuando intentó dejarlo en el piso, a pocos centímetros de la orilla, el pez hizo un movimiento institivo y logró... ¡escaparse!
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