El Conde Drácula debió haber sido aterrador. Seguramente su castillo, ubicado en la provincia de Transilvania, en Rumania, también debió ser un sitio de esos que ponen los pelos de punta. Espantoso. A pesar de los casi 5 siglos que han pasado desde que el lugar estuvo habitado, moradores de la región y turistas reportaron que han sido asustados por una nueva amenaza.
En un cartel que hay antes de emprendedor el ascenso al castillo se puede leer sobre el peligro inminente de arriesgarse a subir. No es un vampiro, o un monstruo infernal o algún alma en pena. Es una familia de osos pardos.
Los osos pardos son una especie muy común en esa zona de Europa. Se dice que, solo en Rumania puede haber entre 4000 y 6000. El hecho de que los turistas dejen comida ha atraído a los animales que, por su imponencia y ferocidad, ya han espantado a varios turistas.
De acuerdo con el diario El País, “la presencia de una familia de osos ha obligado a las autoridades rumanas a cerrar temporalmente el acceso a la fortaleza de Poenari, construida en el siglo XIII y usada como residencia en el XV por el príncipe Vlad Tepes, en el que se inspiró el escritor irlandés Bram Stoker para crear al personaje del Conde Drácula. El pasado 18 de mayo, un grupo de niños que había ido al castillo en una excursión escolar se topó de frente con una osa y sus tres oseznos. La policía tuvo que acudir en su auxilio para que el grupo, acompañado de algunos profesores y padres, pudiera volver seguro hasta el autobús de la escuela, según reportaron medios locales”.
En realidad, la leyenda del más emblemático vampiro de la historia es fruto de la ficción. El mito surgió luego de que se publicara el magnífico libro de Bram Stocker, Drácula. Escrito de manera epistolar, el libro narra las peripecias de Jonathan Harker y Abraham Van Helsing por rescatar a Mina Harker de los embrujos de un terrible conde, que regresó de la muerte para recuperar a su amada.
Si bien, el relato de Drácula es, en su mayoría, fruto de la imaginación de Stocker, en realidad hubo una historia muy antigua, que pasó de verás, y que le habría servido de inspiración al escritor para hacer su novela. Se trata de la vida del Conde Vlad Draculea.
Con el Drácula de la ficción, Vlad habitaba en un castillo de las montañas de Transilvania. Vivió de 1431 a 1476). En esos días, el Imperio Otomano estaba dando una batalla terrible por expandirse en Europa. Las tropas otomanas eran mayores en número y mejores estrategas, por lo que el conde Vlad debió valerse de muchas estrategias para mantener a sus enemigos a raya. La única que encontró fue el terror.
Se dice que Vlad, patriota, para defender su tierra, hizo cuanto pudo. Y eso fue empalar a sus enemigos para que, quienes vieran eso o sobrevivieran, pasaran el resto de su vida atormentados por el terror de las imágenes. Así nació la Leyenda de Drácula, o de Vlad el empalador. Decían sus enemigos que él bebía la sangre de los muertos. Sin embargo, en Rumania Vlad es un héroe nacional.
En cuanto a los osos, el Nuevo Herald informó que “el prefecto local Emilian Dragnea dijo que el ministerio de ambiente capturará a los cuatro osos para trasladarlos a otra parte. Las autoridades culpan a los visitantes por dejar alimentos en el lugar”.
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