Esta es la historia de unos padres que decidieron regalar a su hija el mejor regalo posible: un mundo repleto de naturaleza en el que no existe el tiempo ni el estrés.
La infancia de Tippi Degre no ha sido para nada convencional. Comenzó a dar sus primeros pasos entre elefantes mientras era observada por cebras, guepardos o leones.
Sus padres, unos fotógrafos franceses enamorados de la naturaleza, decidieron dar un giro a su vida aprovechando la llegada al mundo de la pequeña y cambiaron su residencia en las inquietas calles parisinas para abrazar la paz y una filosofía de vida mucho más natural en plena selva de Namibia.
De coleccionar juguetes, la pequeña Tippi creció jugando al escondite con todo tipo de animales y pasó los días entre charcas, crías de otras especies y tribus perdidas muy lejanas de cualquier atisbo de civilización.
Con el paso de los años Tippi se ha convertido en la protagonista de su propia versión de `El Libro de la Selva´, con la diferencia de que, incluso, hasta el propio Mowgli tendría envidia de sus increíbles aventuras en la selva.
¿Imaginas lo que puede ser disfrutar de una infancia en la que el tiempo ha dejado de tener importancia para, casi casi, olvidarse y pasar a un segundo plano? Un lugar en el que no hay ruidos, ni tráfico ni estrés, y en el que solo tiene cabida el tiempo presente, el aquí y ahora...
El secreto está en “no llevar un palo ni un fusil, sino quedarse quieto a su lado”, decía a la cámara una pequeña Tippi cuando tenía unos siete años. Había aprendido cómo interactuar con ellos gracias a las tribus de bosquimanos con las que convivió. A los 10, sus padres regresaron a París y a ella le costó adaptarse a la vida de la ciudad. Más tarde regresó a África para hacer una serie de documentales para Discovery Channel. También publicó un libro -Tippi: mi libro de África- y estudió cine en la Sorbona.
El tercer nombre Tippi Benjamine Okanti Degré significa suricato en la lengua del grupo tribal de los ovambo de Namibia. Inevitablemente, Tippi está marcada por su infancia en la selva y no sólo por su nombre. En una visita a Barcelona en 2013, donde presentó uno de sus documentales, reconoció que su cabeza continúa en África.
No te pierdas las preciosas imágenes que sus padres han querido compartir con el resto del mundo para demostrar que los mayores peligros para la infancia se encuentran en las sociedades avanzadas más modernas. No es necesario tener mucho sino disfrutar con plenitud de lo que hacemos y de lo que nos rodea. ¿Y tú?, ¿seguirías su ejemplo?.
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