LA PELÍCULA DEL ARGENTINO GUSTAVO TRIVIÑO SE LLEVÓ BUENAS CRITICAS
El filme "De martes a martes" presente en "Pantalla Pinamar"
La historia describe una semana en la vida de Juan, encarnado por Pablo Pinto, un fisicoculturista que se gana la vida como empleado en una fábrica textil.
La película argentina De martes a martes, de Gustavo Triviño, cosechó muy buenas reacciones en la novena edición del encuentro argentino-europeo Pantalla Pinamar, con una historia de miserias, cobardías y humillaciones que muestran cómo un contexto social negativo puede modificar a una buena persona.
“El protagonista hace todas las cosas bien, pero no tiene ninguna chance de cumplir sus sueños. Sin embargo, haciendo una vez las cosas mal lo logra. Aquí se trataba de mostrar cómo el contexto puede transformar a una persona que hace las cosas correctamente en un cobarde”, afirmó Triviño en una conferencia de prensa.
Ganadora del premio mayor en el último Festival de Cine de Biarritz, en Francia, “De martes a martes” es el primer largometraje de Triviño, que sorprende por la solidez dramática y la precisión a la hora de dirigir actores de un técnico cinematográfico que, en más de 60 películas, se ocupó siempre de la cámara y el “steady cam”.
Protagonizada por el debutante Pablo Pinto (hermano del cineasta Eduardo Pinto), Alejandro Awada y Daniel Valenzuela, la película describe una semana en la vida de Juan, un fisicoculturista que se gana la vida como operario de una fábrica textil y haciendo algunas changas como guardia de seguridad en distintas fiestas.
A Juan le gusta mucho ir al gimnasio y sueña con tener uno propio algún día, pero a pesar de su tamaño y aspecto atemorizante, es el hazmerreír de todo el mundo, sus compañeros y su jefe lo humillan y, como si fuera una olla a presión a punto de explotar, se traga una serie de agresiones gratuitas, sin reaccionar.
Sin embargo, un día este gigante ensimismado y silencioso es testigo de la violación de una chica y, lejos de intervenir para evitarlo, observa la situación como un cobarde, sigue de lejos al violador y urde un plan que le cambiará la vida radicalmente, al punto de ganar mucho y perder muchísimo más.
“En la Argentina se denuncia una violación cada seis horas.
Sólo el 30% termina en un juicio, y sólo el 10% en prisión efectiva para el violador. Comencé a tomar cuenta de estas estadísticas cuando, años atrás, una amiga de mi esposa fue sometida sexualmente”, recordó Triviño.
“El protagonista hace todas las cosas bien, pero no tiene ninguna chance de cumplir sus sueños. Sin embargo, haciendo una vez las cosas mal lo logra. Aquí se trataba de mostrar cómo el contexto puede transformar a una persona que hace las cosas correctamente en un cobarde”, afirmó Triviño en una conferencia de prensa.
Ganadora del premio mayor en el último Festival de Cine de Biarritz, en Francia, “De martes a martes” es el primer largometraje de Triviño, que sorprende por la solidez dramática y la precisión a la hora de dirigir actores de un técnico cinematográfico que, en más de 60 películas, se ocupó siempre de la cámara y el “steady cam”.
Protagonizada por el debutante Pablo Pinto (hermano del cineasta Eduardo Pinto), Alejandro Awada y Daniel Valenzuela, la película describe una semana en la vida de Juan, un fisicoculturista que se gana la vida como operario de una fábrica textil y haciendo algunas changas como guardia de seguridad en distintas fiestas.
A Juan le gusta mucho ir al gimnasio y sueña con tener uno propio algún día, pero a pesar de su tamaño y aspecto atemorizante, es el hazmerreír de todo el mundo, sus compañeros y su jefe lo humillan y, como si fuera una olla a presión a punto de explotar, se traga una serie de agresiones gratuitas, sin reaccionar.
Sin embargo, un día este gigante ensimismado y silencioso es testigo de la violación de una chica y, lejos de intervenir para evitarlo, observa la situación como un cobarde, sigue de lejos al violador y urde un plan que le cambiará la vida radicalmente, al punto de ganar mucho y perder muchísimo más.
“En la Argentina se denuncia una violación cada seis horas.
Sólo el 30% termina en un juicio, y sólo el 10% en prisión efectiva para el violador. Comencé a tomar cuenta de estas estadísticas cuando, años atrás, una amiga de mi esposa fue sometida sexualmente”, recordó Triviño.