OZ, EL PODEROSO, LA PELICULA QUE DISNEY PRESENTA DESDE HOY EN ARGENTINA
El mago de Oz se vuelve poderoso con el uso de la tecnología visual
Un clásico que toma un nuevo impulso en la pantalla grande. Imágenes impactantes en 3D.
Con Oz, el poderoso, filme basado en la obra de L. Frank Baum El maravilloso mago de Oz, que llega hoy a la pantalla grande, Disney apunta a revivir el clásico de 1939 que revolucionará la industria con su uso del color y su inolvidable banda de sonido.
La saga de principios de siglo pasado en la que las brujas buenas y malas se enfrentan tiene en Oz, el poderoso, el principio de cómo apareció el hechicero que ayuda al pacífico pueblo de Ciudad Esmeralda a recobrar la paz.
Con un excelente uso del 3D, la historia comienza en blanco y negro y, tornado de por medio, el color inunda la pantalla.
El homenaje a El mago de Oz (1939) apunta más a la imagen que a la trama misma. Los apuntes acerca del león, el espantapájaros y los hombres de lata quedarán diluidos para enfocarse en Oscar Diggs (James Franco), un mago de feria con muchos recursos y problemas sentimentales y financieros.
Este es, quizá, el principal problema de Oz, el poderoso: la desilusión amorosa que Oscar siembra tanto en Arkansas como en Oz brinda un lado adulto al cuento que le quita la misma fantasía que otros personajes (el mono y la muñeca de porcelana) le aportan.
Este aspecto se enfatiza con la presencia de Michelle Williams, Rachel Weisz y Mila Kunis en el papel de las brujas, que tanto en la versión cinematográfica como en la teatral son protagonistas.
La excusa de tener en Disney, por fin, un galán como principal actor de un cuento de hadas, se diluye de esta manera.
Tampoco ayuda el hecho de que se hayan buscado grandes nombres para encarnar a Oz (Robert Downey Jr., Johnny Depp), aunque se haya decantado en James Franco, quien había colaborado con Sam Raimi en El hombre araña.
Raimi, por su parte, alejado del terror y la ciencia ficción en esta ocasión, logra crear un universo visual adecuado al uso del 3D, donde el humor y los efectos especiales tienen un sentido por sí mismos, siempre sazonados con la música de su colaborador Danny Elfman.
La saga de principios de siglo pasado en la que las brujas buenas y malas se enfrentan tiene en Oz, el poderoso, el principio de cómo apareció el hechicero que ayuda al pacífico pueblo de Ciudad Esmeralda a recobrar la paz.
Con un excelente uso del 3D, la historia comienza en blanco y negro y, tornado de por medio, el color inunda la pantalla.
El homenaje a El mago de Oz (1939) apunta más a la imagen que a la trama misma. Los apuntes acerca del león, el espantapájaros y los hombres de lata quedarán diluidos para enfocarse en Oscar Diggs (James Franco), un mago de feria con muchos recursos y problemas sentimentales y financieros.
Este es, quizá, el principal problema de Oz, el poderoso: la desilusión amorosa que Oscar siembra tanto en Arkansas como en Oz brinda un lado adulto al cuento que le quita la misma fantasía que otros personajes (el mono y la muñeca de porcelana) le aportan.
Este aspecto se enfatiza con la presencia de Michelle Williams, Rachel Weisz y Mila Kunis en el papel de las brujas, que tanto en la versión cinematográfica como en la teatral son protagonistas.
La excusa de tener en Disney, por fin, un galán como principal actor de un cuento de hadas, se diluye de esta manera.
Tampoco ayuda el hecho de que se hayan buscado grandes nombres para encarnar a Oz (Robert Downey Jr., Johnny Depp), aunque se haya decantado en James Franco, quien había colaborado con Sam Raimi en El hombre araña.
Raimi, por su parte, alejado del terror y la ciencia ficción en esta ocasión, logra crear un universo visual adecuado al uso del 3D, donde el humor y los efectos especiales tienen un sentido por sí mismos, siempre sazonados con la música de su colaborador Danny Elfman.